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BELÉN G. HIDALGO
DEGAÑA.
Sábado, 26 de mayo 2018, 00:05
Los vecinos de Fondos de Vega siguen mirando al cielo con preocupación. No deja de llover y, a pesar de que las precipitaciones ayer fueron más débiles, aún tienen en mente la fuerte tormenta que anteayer arrastró la ladera calcinada en los incendios del ... pasado mes de octubre y dejó dos imponentes argayos sobre la AS-15, la carretera conocida como el corredor del Narcea. «Si llueve de tormenta, vuelve a caer fijo. Hay muchos socavones, se acumula el agua», afirma Sofía Menéndez, vecina de Fondos de Vega, que teme que se repita la situación.
Su huerto sigue anegado por el lodo que arrastró la tormenta y cruzó la vía, llevándose por delante el quitamiedos y sus árboles frutales. «Si no llega a ser por el gallinero, nos sepulta el barro», apunta Venancio Martínez, vecino de Fondos de Vega. Sus gallinas, de hecho, se salvaron «de milagro, porque se resguardaron». No sufrió ninguna pérdida, pero que tuvo que cambiarlas de lugar. Menos suerte corría la maquinaria, que seguía bajo el tendejón, entre el lodo, o el césped que había sembrado recientemente y que desde anteayer «parece un estanque».
Mientras los vecinos de Fondos de Vega intentaban recuperar la normalidad, los operarios se afanaban en retirar las toneladas de sedimentos arrastradas por el temporal. Las labores comenzaron de madrugada, haciendo posible la apertura de la AS-15 en la mañana de ayer. Los vehículos pueden circular por un carril, a través de un paso provisional regulado por los operarios.
El alcalde de Degaña, José María Álvarez Rosón, estima que la apertura total de la vía no se dilatará mucho. «Quizás mañana sea posible», afirmó.
El primer edil aseguró que el consistorio trasladará a la Dirección General de Montes del Principado de Asturias la situación, «pues no es competencia municipal». «En octubre, tras los incendios informamos de ello porque temíamos que pudiese producirse algo así. Nos parece que es un riesgo y, por ello, pedimos que se realice alguna actuación de cara a minimizar y prevenir estos riesgos», indicó el primer edil.
En Degaña capital, las lluvias torrenciales del jueves también causaron estragos. «Fue todo muy rápido. Las tormentas vienen así, de repente», señalaba Angelita Rodríguez, que vio como el lodo llegaba a la puerta de su casa. «Estuve limpiando hasta las once de la noche. Me entró hasta casa», recordaba esta degañesa, que ya vivió esta situación en otras ocasiones.
Quien ayer continuaba limpiando los desperfectos ocasionados por los arrastres era Carmina González. El barro cubrió su huerto y entró en un cuarto anexo a su vivienda y a una cuadra. «Estaba sola. Parecía que se nos venía el mundo encima. Aquello bajaba con un ruido tremendo. Bajaba agua, barro, piedras...», explicaba mientras observaba las paredes del cuarto por donde el agua filtró. Allí, en una esquina, aún permanecía la batidera con la que salió a desviar el agua. «Lo único que pensaba era en proteger la casa. Pensaba que me iba a quedar atrapada en el barro. Luego vinieron más vecinos a ayudarnos. Fue horrible», recordaba esta vecina.
Todos los vecinos coincidían en señalar el fuego como la causas de esto desprendimientos, que muchos consideraban «previsibles». Algunos, incluso, apuntaban que el terreno había aguantado mucho tiempo sin resquebrajarse tras el fuego y el duro invierno. Exigen actuaciones «urgentes» que impidan que el agua arrastre todo el material.
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