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BELÉN G. HIDALGO
CANGAS DEL NARCEA/TINEO.
Miércoles, 27 de noviembre 2019, 00:12
Si hace un año las quejas de los usuarios del corredor del Narcea se centraban en la paralización de las obras y la escasa visibilidad derivada de la falta de señalización horizontal, a día de hoy las críticas sobre la AS-15 las ... motiva el deterioro que comienza a registrarse en el firme. Así, entre los kilómetros 36 y 39, el tramo que discurre entre los puentes de Argancinas y La Florida, son varios los baches que han ido aflorando y salpicando el trazado. «Después de 32 años esperando esta obra, es una gran decepción», explica una usuaria que por motivos de trabajo transita cada día por ella. «El asfalto está fatal. Vas botando de continuo. Es una verdadera estafa», concluye, sin ocultar su indignación mientras recuerda que durante la obra la Administración presumió de la calidad del asfaltado.
La actuación en esta carretera, el principal eje de comunicación del Suroccidente con el centro de la región, supuso una inversión de 1.041.709,44 euros. El entonces consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, señaló que se había tenido en cuenta la alta siniestralidad del tramo «para contribuir a mejorar la seguridad vial». Un objetivo que los usuarios consideran no se ha conseguido. «Las curvas siguen siendo las mismas. Estaba mal y lo que hicieron fue parchear. Echaron una capa de asfalto, sin más», señala otra conductora, María Amalia Rodríguez.
En los últimos días se intervino, al menos, en el socavón localizado en el túnel a la altura de Villanueva. «No veo normal que se tenga que parchear una carretera que se reformó hace menos de un año. Algo falla, desde luego», apunta Daniel Rodríguez, que circula cada día por ella. «No son solo los baches, cuando llueve se convierte en una balsa. Es un tremendo peligro», critica en referencia a los fallos en la evacuación de agua.
«Está fatal. La sufrimos todos los días. Lo novedoso es que esté bien. Si lo hacen, que lo hagan bien», lamenta la tinetense Pilar María Martínez, que criticó la reducción de las zonas de adelantamiento y los límites de velocidad. «Se garantiza la seguridad sin necesidad de más obra o inversión», indica esta usuaria, que también teme por la caída de árboles y argayos a la vía. «El agua lo arrastra y no te da tiempo a esquivarlo».
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