En el Campo de La Garita, en Cadavedo (Valdés), continúan los trabajos para terminar de desmontar el icónico hórreo que amenaza con precipitarse por el acantilado tras el deslizamiento de tierra de este miércoles. La cubierta está prácticamente retirada, apenas quedan unas vigas de ... madera, si bien el resto de la madera del resto de las estructuras requiere un trabajo más laborioso.
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«Se trabaja despacio. La intención es terminar mañana», indicó Marcos Fernández, presidente de la Sociedad Popular La Regalina. Aunque la lluvia va y viene, las labores continúan su curso extremando las precauciones, sobre todo, entre los operarios que trabajan en el desmontaje directo y están expuestos a la inestabilidad del terreno. «La grieta hoy parece que está más estable, pero puede bajar mañana», recordó Fernández, que sigue a pie de obras los trabajos y no duda, en la medida de lo posible, en colaborar con los trabajadores para agilizar la actuación lo máximo posible.
Se trata de un trabajo meticuloso al pie de un acantilado que a duras penas resiste los embates del mar Cantábrico. En este contexto se están desarrollando las labores de desmontaje del icónico hórreo del campo de La Garita, en Cadavedo, en un operativo cuyo reto pasa por evitar que el escenario de la popular romería de La Regalina se precipite por el acantilado donde este miércoles se registró un gran desprendimiento que se llevó por delante la plataforma de baile.
Desde primera hora de la mañana del viernes se trabaja en desmontar «pieza a pieza» esta popular construcción. El Ayuntamiento de Valdés contrató por procedimiento urgente una empresa especializada en trabajos de riesgo en altura tras descartar otras opciones como el uso de maquinaria o recurrir a medios aéreos para su traslado a una zona más segura.
El operario de esta empresa iniciaba las labores a primera hora de la mañana. «Se están desmontando las tejas y se prevé que mañana -por hoy- continúe con la estructura de madera que no pueda retirar hoy -por ayer-», apuntó el presidente de la Sociedad Popular La Regalina, Marcos Fernández, a pie de obra.
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El operativo se está desarrollando bajo estrictas medidas de seguridad. Una de las primeras actuaciones fue la instalación de una línea de vida para garantizar la seguridad del operario. También se procedió a prohibir el acceso al campo de La Garita. Con la ayuda de una escalera, se retiraron las tejas de la cubierta del hórreo, con la idea de ir reduciendo el peso en la parte superior.
«Operación de riesgo»
«El tiempo está dando una tregua. Se trabaja poco a poco y con pie firme», relató Fernández, que recordó la inestabilidad del acantilado como principal condicionante de los trabajos. «No podemos cantar victoria hasta que no se saque la última pieza. El terreno puede deslizarse en cualquier momento», reiteró el presidente del colectivo.
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El alcalde de Valdés, Óscar Pérez, confía en que esta actuación se complete en los próximos días. «Es una operación complicada y de riesgo. Dependemos del acantilado, que está en una muy mala situación», subrayó el regidor.
Una vez concluido este primer paso, la idea del colectivo valdesano pasa por custodiar las piezas del hórreo hasta que el temporal amaine y sea posible volver a ponerlo en pie. «Habrá que buscar un lugar para reubicarlo y espero que sea posible este verano», afirmó Fernández.
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