Navelgas reunirá en el Campeonato del Mundo a la elite del bateo de oro

Hace medio siglo, en Finlandia, se comenzó a competir para demostrar la maestría en el arte milenario del bateo de oro. Esto se extendió a otros países con tradición aurífera, y en 1997, en Navelgas (Tineo), se creó la Asociación Deportiva Cultural de Bateadores de Oro Barciaecus, para incorporarse a este movimiento mundial del bateo de oro adaptado a fines lúdicos y turísticos. Ahora, Barciaecus está organizando el Tercer Campeonato del Mundo de Bateo (tras los celebrados también en esta población, de unos 300 habitantes, en 2008 y 2015), que tendrá lugar entre el 3 y el 9 de agosto próximos.

Además, Navelgas acoge todos los años los campeonatos nacionales de bateo de oro, y desde 2014 la competición es Fiesta de Interés Turístico Regional de Asturias. Así las cosas, quienes quieran asistir a varias jornadas consecutivas tendrán que agilizar la reserva de alojamiento, toda vez que en los campeonatos del próximo agosto se esperan no menos de 600 competidores de 30 nacionalidades.

El presidente de Barciaecus, César Castaño, explicó que «en estos veinte años, nuestro deporte ha crecido y se ha afianzado en Navelgas. Somos el epicentro del bateo, y en esta edición contaremos con 37.200 pepitas de oro y 4.650 probetas».

El campeonato se disputa en varias categorías y en individual o en grupo, por rondas clasificatorias. Los bateadors tienen un cubo de arena de hasta 20 kilos, en el que hay un número de pepitas de oro que sólo los jueces conocen y que varía entre 5 y 20, siendo el mismo número para todos. Los competidores se sitúan en cajones con agua, en donde deben lavar la arena para buscar el oro por rondas.

Cada serie consta de 15 participantes. Antes de comenzar, se lava la batea y se prepara la probeta para las pepitas de oro, quitando el tapón y llenándolo con agua clara. Al terminar la arena, el competidor debe cerrar el tubo con el tapón y levantar la batea para que el jurado apunte su tiempo. La clasificación se obtiene mediante el tiempo en que se ha realizado el bateo, siendo el primero aquel cuyo tiempo total sea menor, con una penalización por cada pepita perdida.

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