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andrea arruñada
Miércoles, 20 de noviembre 2019, 10:48
Un golpe de mar llevó este martes por la noche la tragedia al puerto de Tapia de Casariego. Un pescador aficionado, Leoncio Rodríguez, residente en Navia y natural de Villayón de 68 años, falleció tras ser arrastrado por una ola mientras pescaba ... calamar en la zona del muelle de fuera.
A las 21.30 horas, un vecino dio la voz de alarma al 112 Asturias porque había visto una linterna muy potente y, tras un fuerte golpe de mar, dejó de divisarla. Aseguró que también había escuchado gritos de auxilio de, al menos una persona, pero que le parecía haber sentido a otra. Ante los hechos, se desplazó al lugar una patrulla de la Guardia Civil, que confirmaron que estaban viendo el cuerpo del hombre flotando en la zona interior del muelle. A las 22.31 horas, los Bomberos del parque de Barres que se habían movilizado al lugar comunican al SEPA que han rescatado el cuerpo sin vida.
Ante la posibilidad de que hubiera otra víctima, desde Gijón se desplazó un helicóptero Helimer de Salvamento Marítimo que 'peinó' la zona hasta pasada la medianoche, momento en el que quedó descartada esta hipótesis. Familiares del fallecido, según los bomberos, explicaron que solía salir a pescar solo.
Según comentan algunos vecinos que se encontraban pescando en «la punta», en la zona interior del muelle, antes del suceso ya les extrañó ver a alguien «al calamar» hacia el faro rojo, ya que el oleaje azotaba con fuerza. Las primeras informaciones apuntan a que ya estaba de vuelta y que la ola le pudo pillar en la parte conocida como «el pozón», de altura más baja que el espigón. Un vecino incluso reconoció el vehículo del fallecido, que a esta hora sigue estacionado en el muelle tapiego.
«A las cinco el mar estaba como un plato. Salí con mi hija a por olas y tuvimos que dar la vuelta. No había nada», explica otro vecino de la localidad. Muchos coinciden en que la fuerza del agua empezó antes de lo previsto, en torno a las 7 de la tarde, y que en horas posteriores la marejada ya era peligrosa. Otro lugareño, Benigno Martínez, que fue marinero desde los 14 años, señala que «la mar estaba loca» y que arrastraba con mucha intensidad. «Son muchas toneladas encima», añade.
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