Somiedo cierra la última herida de la minería en su reserva natural

Hace sesenta años en esta localidad somedana estuvo a punto de ser explotada una mina para extraer mercurio del corazón de lo que, en 1988, sería catalogado como la Reserva de la Biosfera de Somiedo. De hecho, la mina llegó a ser bautizada como María de la Encarnación durante aquellos años, en donde una empresa holandesa contrató mineros para que extrajesen este valioso y tóxico elemento químico para ser analizado y saber su grado de rentabilidad. Finalmente, la explotación no llegó a abrir. Pero en aquellos años de experimentación se acumularon tierra y rocas en dos escombreras que suman ocho mil metros cuadrados, una zona que a día de hoy sigue estando declarada como área contaminada.

«La historia de la minería ha dejado muchas cicatrices en casi todo el territorio asturiano porque se cerró, pero no se restauraron las zonas afectadas», decía ayer Cofiño. Ahora, añadió, se acometerá la restauración de esta zona, que se prevé empiece el mes que viene. Y que finalice siete meses después.

El alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández, que acompañó al consejero en su visita por la reserva natural, indicó que «es una satisfacción que estén a punto de iniciarse las obras porque con esto borraríamos toda huella de contaminación en Somiedo relacionada con la minería». Así lo destacó también Luis Fernando Alonso, director de este parque natural: «Estas escombreras de los años setenta son el último resto de minería que nos queda aquí, en Somiedo»; en alusión a las ya restauradas minas de hierro de las lagunas de Saliencia. Alonso aseguró que, finalizado el ciclo de restauración dentro del parque natural los niveles de contaminación dentro de este «serán casi nulos», «Somiedo está ya a unos niveles de calidad medioambiental muy altos y lo estará aun más a finales de este año, cuando se termine de ejecutar esta obra», señalo el director.

El jefe de servicio de Residuos y Economía Circular, Antonio Álvarez, indicó que en la primera fase se realizará un sondeo: «lo principal es saber el grado de contaminación que existe en las escombreras». Los restos de mercurio que se encuentren serán depositados en el vertedero de residuos peligrosos de Cogersa.

En la segunda fase se garantizará que los restos no se filtren a través de las escombreras y bajo el suelo con ayuda del agua de la lluvia y de la nieve. Es por ello, que la segunda actuación consiste en «sellar bien con arcilla las escombreras», instalando una barrera permeable que retenga los posibles contaminantes. Sobre esta capa de arcilla se sembrarán plantas autóctonas. A su vez, se creará un «filtro verde exterior», a modo de desagüe. «En el filtro pondremos vegetación para que sus raíces chupen la posible mineralización que lleve esa agua procedente de las escombreras», detalló Álvarez. Y, para acabar, se demolerán todas las instalaciones de la antigua mina: casetas, zona de compresores y centro de transformación.

Los ocho mil metros cuadrados de superficie restaurada se aprovecharán para abrir un aparcamiento y una zona recreativa.

«Ganamos espacio público en el corazón del parque, en una zona muy concurrida para la observación de osos», añadió el director del parque.