«El día de San Timoteo es el mejor de todo el año»

Luarca amanecía de fiesta. Este lunes es el día de San Timoteo, el «santo patrón», y tanto los vecinos como los miles de visitantes se echaron a las calles para recuperar su folixa más emblemática por todo lo alto. Llevaban tres años sin celebrarla como merecía, así que, desde primera hora de la mañana, la multitud llenó el centro de la localidad, entre coloridos chambrones, bastones y colgantes de pan, con forma de T.

Precisamente desde allí, desde el corazón de la parroquia, salió el pasacalles con sus divertidos cabezudos, acompañados de una orquesta móvil, que lo mismo animaba el cotarro con una de Shakira, que con 'Help, ayúdame'. La cosa era divertirse y lo hicieron. Sobre todo, cuando alcanzaron el campo de la romería y se congregaron alrededor de la ermita para esperar a que su santo saliera del templo. Lo hizo, justo después de la misa y en ese momento todos los bastones se alzaron para cantarle su himno, con la emoción clavada en la garganta, y, por supuesto, el cumpleaños feliz. Tal cual manda la tradición.

Una vez entonadas esas canciones y el himno de Luarca, ya todos los allí presentes se desperdigaron por la zona para comer y beber hasta que el cuerpo aguante. «Estaremos hasta las ocho de la mañana», amenazaba Pablo González, de Novellana, con muchas ganas de juerga. Él, junto a su grupo de amigos, consideraba que San Timoteo es «una de las fiestas más 'tops', sino la más de todo el verano en Asturias». Lo decía porque «primero tienes todo el día en la fiesta de prau y luego sigues con la orquesta en Luarca».

Tenían por delante muchas horas de folixa, que se sumaban a todas las vividas a lo largo de la semana. «Llevamos muchos días de fiesta, pero igualmente llegamos con muchísimas ganas al lunes», contaban Noelia García y María Pérez. Pese a tanto trajín, a estas jóvenes les quedaban fuerzas para continuar escanciando culinos de sidra. «Ya lloraremos mañana», comentaban, al tiempo que reconocían que el 22 de agosto es «el mejor día del año».

Con esa convicción por bandera, tocaba exprimir cada minuto como lo hacía la pandilla de Fran Álvarez, para quien «esta es la fiesta de casa, la que llevamos todos en el corazón». Por eso, para él verse junto a la ermita era «sentir que la normalidad ha vuelto» y, para disfrutarla, a partir de una edad, hay que tener trucos. «Salimos el domingo con el freno echado para llegar a hoy bien», se reía.

Era lógica su estrategia porque, como comentaba Francisco Javier Pérez, «se acumulaban las ganas de San Timoteo después de tanta ausencia, este año nos emocionamos el triple». Esa emoción se debía a que esta no es solo su fiesta del alma, sino que también es un día «para ver a amigos que viven fuera. Nos encontramos de año en año».

Eso mismo les pasaba a Diego Bueno y a los suyos, quienes reconocían que «sin esta romería, le faltaba algo al verano». Este lunes a buen seguro ha valido la eterna espera porque ha sido espectacular ver Luarca amanecer de nuevo a golpe de voladores y celebrar la vida junto a su San Timoteo (eo, eo), «que todo lo ve» y que, esperemos, «nos bendecirá», como canta el himno de este folixero y «santo patrón».

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