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BELÉN G. HIDALGO
IBIAS.
Lunes, 24 de septiembre 2018, 00:54
Isabel Álvarez (Lagüeiro- 1958) lleva toda una vida vinculada a Ibias. Desde los 21 años, trabaja sin descanso, adaptándose a la realidad de cada momento. Esta ibiense regenta un mesón, una tienda, una pensión y un matadero. Para ella, lo más difícil es combinar la ... familia y los negocios.
-Me llamaron y pensé que se habían equivocado. Me hizo ilusión que se acordaran de mí, que vivo en una zona rural tan aislada como Ibias. También pensé en las mujeres que lucharon tanto por estas tierras con sus comercios pequeños de ultramarinos que complementaron con la agricultura y de las que nunca se supo su nombre. Ya no están, pero fueron las que nos dejaron parte del camino hecho.
-Empecé con una tienda que abría el 1 de enero y cerraba el 31 de diciembre. Todos los días del año estaba abierta. Nos íbamos de allí solo para dormir, nada más. Teníamos una carnicería y, con la entrada en la Unión Europea, hubo un cambio de legislación y las carnicerías, donde se mataba tradicionalmente, desaparecieron. Fue entonces cuando abrí el matadero. No quería que Ibias se quedará sin carne. Luego, descendió la población, la tienda fue a menos y abrí el mesón. Todos estos negocios los monté buscando las necesidades del concejo y los servicios que se iban necesitando.
-En mi generación había mucha ilusión por el medio rural. Es fundamental querer mucho a tu tierra. Todo lo haces para que tu pueblo tenga las mismas posibilidades que otros que no están tan aislados. Eso te da fuerza. Yo nunca había estado vinculada a ningún negocio y eso fue para mí lo más difícil, pues me crié en el campo, pero con 21 años se puede con todo.
-En los negocios del medio rural tus hijos te acompañan en el trabajo. Tuve tres y dos de ellos se llevaban apenas dos años. Alguno me echa en cara que nunca le he ido a llevar al colegio y eso es muy duro.
-La mujer rural siempre estuvo y está en primer plano. Es la primera que tira del carro en el medio rural, es el motor. Nuestras antepasadas ya se iban al campo, venían y hacían las labores de casa, sin agua para lavar, y abrían el bar-tienda.
-¿Qué consejo da a las mujeres que apuestan hoy por iniciar un proyecto en el campo?
-Que nunca pierdan la ilusión. Es muy difícil. En los pueblos, quizás por el aislamiento, cuesta más darse a conocer y ganar clientes. En Ibias, por ejemplo, no somos un lugar de paso y las comunicaciones funcionan peor que en las ciudades. Además, en el medio rural no hay una ley que nos mime un poco. Todos vamos por el mismo libro y es muy complicado. El campo es especial y muy sensible. Creo que esto deberían tenerlo más en cuenta.
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