Un mercadillo por la integración

Llevan 14 años trabajando en su cooperativa, ArtePenlés. Son once usuarios del Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Penlés que trabajan todo el año en la creación de los productos a través del taller 'Una empresa en mi centro' de Valnalón. Durante la mañana de ayer, los socios de esta cooperativa vendieron en la plaza Rafael Rodríguez, en la villa canguesa, sus creaciones. «Lo principal para ellos es la motivación. La gente ve lo que hacen, lo que trabajan... y a ellos les da un subidón», explicó la educadora del centro, Susana Llanos, que destacó la ilusión de los usuarios.

Trabajan, sobre todo, con materiales reciclados. Así, convierte un pantalón vaquero en un delantal o botellas viejas en elegantes licoreras, incluso logran que calcetines viejos tengan una nueva vida como muñecos. «Aprenden cómo funciona una empresa de la forma más real posible, creando y gestionando su propia empresa», explicó Llanos. Además, los socios cumplen sus obligaciones. «Con los beneficios, devuelven la inversión inicial que aportaron, hacen algo lúdico que les divierta y colaboran con un proyecto social, pues tienen una responsabilidad social corporativa que cumplir», argumentó la tutora de programas educativos emprendedores de Valnalón, Natalia Fernández.

«Aprendemos a decorar tejas, a hacer 'mini-yo'. Lo más complicado es contar el dinero. Todo el mundo participa de las decisiones», confesó Rosa María Fernández, presidenta de ArtePenlés.

Pero no solo los usuarios del CAI de Penlés participaron en el mercadillo solidario. En la plaza canguesa también se vendieron los productos de la cooperativa 'Mil regalos', del colegio público Alejandro Casona. Pablo Fernández Alonso trabajó ayer como reponedor. «Hemos aprendido lo que significa una cooperativa», recordó. Inés Gómez hizo la función de cajera y explicó cómo fue el trabajo en equipo durante todo el curso para elaborar los productos. «Se trata de cooperar y que todos nos llevemos bien para ayudar a los demás».