El próximo mes de febrero se cumplirán siete años desde que un temporal destruyera el Museo del Calamar Gigante ubicado en el muelle nuevo de ... Luarca. La fuerte marejada arrasó las dos primeras plantas del edificio y se llevó gran parte del trabajo realizado por la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) y por su fundador, Luis Laria, a lo largo de dos décadas. Tras diferentes propuestas de ubicación descartadas, la colección de los míticos kraken más importante del mundo se mostrará en la antigua discoteca Villa Blanca de la capital valdesana a partir del 1 de julio de 2021. Pero Luis Laria ya no quiere saber nada de ese proyecto.
-¿Qué opina sobre la ubicación elegida para albergar la colección?
-Si no tienen otra alternativa y lo quieren hacer allí yo no voy a decir que no, ni mucho menos. Se van a cumplir siete años de inacción y de un desinterés absoluto por parte de las administraciones. Ahora se toma la alternativa de buscar una ubicación en la que yo no quiero entrar. No quiero saber nada del futuro del museo.
-¿Ha recibido alguna oferta por los cefalópodos?
-En estos últimos años, hasta que se hizo la cesión, hubo más de seis instituciones de máximo nivel museístico que ofertaron cantidades importantísimas de dinero
-Sin embargo, decidió no hacerlo.
-No lo consideré razonable porque formaba parte de una seña identitaria de Valdés. Me parecería vergonzoso comercializar con ellos, venderlos y hacer que desapareciesen de Luarca. En muchas ocasiones me desperté por la noche pensando si estaba haciendo lo correcto, porque posiblemente Cepesma hubiese tenido garantías de sostenibilidad económica con su venta.
-¿Por qué cedieron los restos de la colección al Ayuntamiento de Valdés?
-Creíamos que el Principado no quería destinar ninguna partida económica para crear de nuevo el museo por tratarse de material de una asociación, en este caso de Cepesma. Formalizamos la donación al Ayuntamiento con la intención de que pudiesen estar expuestos en el municipio. La única cláusula que hay en la cesión es que el futuro museo esté abierto los 365 días del año.
-Está manteniendo los calamares y el Parque de la Vida. ¿Qué coste supone?
-Me comprometí a mantenerlos a corto plazo, a la espera de una nueva ubicación que no llegó nunca. Invertí casi 42.000 euros. El coste no es solo el de tener que albergarlos, también hay que mantenerlos en el tiempo.
-¿Qué requieren para su conservación?
-Al estar ubicados en una parte del parque, en la que estaban cubiertos con unas lonas, las alteraciones térmicas generan problemas en las urnas y en los propios ejemplares. Hubo que hacer urnas nuevas y sellar otras que estaban dañadas por el temporal y por los posteriores actos vandálicos. Al no estar selladas herméticamente tienen más evaporación y pérdida de los fluidos. En octubre aún tuve que destinar 860 euros para comprar alcohol para su mantenimiento.
-¿Qué siente ahora?
-Rabia e impotencia. A esta colección de calamares gigantes que formaban parte de lo que fue el museo les he cogido asco por los problemas a nivel emocional y económico que me han creado. Están ahí como un estorbo.
-Después de desempeñar una importante labor con las especies marinas que aparecían en nuestra costa, ¿qué trabajo realizan ahora?
-En el Parque de la Vida seguimos manteniendo la recuperación de especies. Cepesma también sigue latente y viva con sus campañas, como la de la avispa asiática o los dañinos efectos que tiene el plástico en el medio marino y en la salud de las personas.
-¿Qué líneas de investigación está siguiendo?
-En 2021 vamos a continuar con la línea de investigación iniciada en 1997, es posible que traigamos ejemplares muy singulares y únicos, entre ellos, un 'hamiltoni' (calamar colosal). También centramos nuestros esfuerzos en la educación medioambiental.
-¿Qué repercusión está teniendo el cierre de las actividades consideradas no esenciales?
-Es bastante preocupante ya que el coste económico del Parque de la Vida es el mismo estando abierto o cerrado. En el último trimestre de este año hemos tenido que cancelar las visitas de 117 centros educativos, perdiendo entre 7.000 y 9.000 escolares de Asturias, Galicia, Castilla y León y Cantabria. Es una barbaridad, nos parte por la mitad.
-¿Cuál es el objetivo del museo?
-La referencia de Margarita Salas y Severo Ochoa es el sistema nuclear del parque, hacemos divulgación científica. La ciencia es uno de los valores fundamentales para la existencia de los seres vivos. Intentamos que, a través del conocimiento y de la programación, la investigación sea un estímulo y que los niños se enganchen a ídolos que no solo sean aquellos que pegan patadas a un balón de fútbol. El guion del Parque de la Vida cambia constantemente dependiendo de lo que ocurre en el exterior.
-¿Cree que lo está consiguiendo?
-La gente que nos visita marcha con una idea distinta, con una reflexión. Hemos dado en el clavo.
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