El martes a media tarde, la ganadería de Javier López, en Trasmonte, Cangas del Narcea, sufría el segundo ataque de lobo en un mes. El cánido les mataba un cordero en una finca situada a pie de carretera y a apenas 400 metros ... de casa. «Lo sacaron de la finca, que está cerrada con malla ovejera, y lo comieron. No dejaron más que las patas de atrás», denuncia el ganadero, que se muestra «aburrido» con esta situación. No en vano, aún tiene presente el ataque que se saldó con la muerte de otras tres ovejas y un cordero hace apenas un mes. «Cuando llegué a la finca aún respiraban, pero no pudimos hacer nada más. Hirieron a otras tres y otro 'corderín' que libró», recuerda López.
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Este ganadero cangués defiende la necesidad de controlar la especie, pues asegura que su presencia en la zona es incuestionable. «Hay como mínimo cuatro lobos. Están habituados y será cuestión de tiempo que acaben matando al resto de las ovejas. Aquí andan como Pedro por su casa», critica López. Tanto es así que ya no se atreven a dejar el ganado en las fincas. Todos recogen sus ovejas a media tarde y las regresan cada mañana por temor a perderlas. «Tenemos las ovejas para que limpien las fincas, no para que nos las maten los lobos y nos paguen los daños», apunta este ganadero, que aclara que las autoridades han certificado que las muertes fueron por ataques del cánido.
Otra cuestión que indigna a los ganaderos es la gestión «desastrosa» de estos daños. La Administración puede tardar hasta un año en abonar las indemnizaciones. «Los últimos daños que nos pagaron fueron 30 euros por oveja», concluye.
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