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ANDREA ARRUÑADA
ABRES (VEGADEO).
Miércoles, 6 de mayo 2020, 00:18
La crisis del coronavirus apenas ha trastocado la vida en los pueblos, donde se siguen atendiendo los quehaceres casi igual que hace dos meses. La frontera que dibuja el río Eo en la parroquia de Abres, a caballo entre el concejo de Vegadeo y ... Trabada (Lugo), solo es una mera formalidad administrativa. En la práctica, para los vecinos nada ha cambiado.
Sin embargo, siendo rigurosos, el paso por el puente de Fornacho que comunica Abres, en la orilla asturiana, y Ría de Abres, en la parte gallega, únicamente está permitido por causa justificada (como desplazarse al trabajo o para recibir asistencia sanitaria). Durante la desescalada, podría darse la paradoja de que estén en fases diferentes por apenas unos metros. Y, en cualquier caso, la movilidad interprovincial no parece que vaya a ser posible como mínimo hasta junio.
Fina García regenta la tienda-restaurante Casa Barbeiro y está acostumbrada a recibir clientes de distinta procedencia. «No te paras a pensarlo porque tienes una rutina». Explica que comparten algunos servicios, como el colegio, la iglesia o el cementerio. Además, para acudir al supermercado en la villa asturiana lo «más rápido y seguro» es coger la carretera nacional que durante unos kilómetros obliga a cambiar de provincia. El camino alternativo, señala, es «más bien una pista».
A su juicio, «se están creando problemas donde no los había» y anima a «prestar atención a otras cosas más importantes» porque hasta la fecha nunca han tenido problemas.
Para Rocío Martínez la vida en Abres también transcurre sin incidentes. Como productora de fabes se desplaza con frecuencia por la comarca para entregar los pedidos, algo que seguirá estando permitido. Para ella tampoco es fácil hacerse a la idea de esta nueva situación al «vivir como si fuera el mismo pueblo; no hay diferencia». «Es verdad que si cruzas sin justificación incumples las normas y te arriesgas a una multa», subraya.
Esta preocupación se extiende por todos los municipios limítrofes de ambas provincias. «El río Eo no separa a nivel social, cultural, económico y cultural», señala el regidor vegadense, César Álvarez, que también es presidente de la asociación InterEo -integrada por siete concejos asturianos y siete gallegos-. Por ello, desde la entidad y la Mancomunidad Oscos-Eo han remitido un escrito a la Delegación del Gobierno para clarificar la situación y solicitan «flexibilizar» los movimientos. La propuesta se plantea para «dos concejos alrededor de la frontera», lo que incluye la «utilización de los terrenos de usos agrícola-ganadero» para autoconsumo.
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