ANDREA ARRUÑADA
valdés.
Miércoles, 27 de mayo 2020, 00:06
Pocos lugares han conocido tanto talento por kilómetro cuadrado como Valdés. Por sus calles han crecido y paseado, entre otras, dos de las figuras más insignes de la ciencia española, Severo Ochoa y Margarita Salas, maestro y discípula.
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La investigadora no ha dejado de recibir homenajes desde su fallecimiento el pasado 7 de noviembre. Quizás los más especiales se gestan en esta tierra que la vio nacer. Junto al Nobel, compartirá una exposición de más de 60 metros cuadrados en el Parque de la Vida de La Mata que se abrirá al público este mismo viernes con tres meses de retraso debido a la crisis sanitaria. Las instalaciones, interiores, recrean un laboratorio a tamaño real, lleno de objetos pertenecientes a la valdesana, como su bata de trabajo en el Centro de Biología Molecular en Madrid, ese que pisó hasta casi el último aliento.
Fue su hija, Lucía Viñuela Salas, la que donó este tesoro al centro, gestionado por el presidente de la Cepesma, Luis Laria. Tampoco faltan el resto de objetos propios de la investigación, algunos «con más de 100 años» de antigüedad. Probetas, una máquina de escribir, un ordenador o un microscopio del que la escultura de Salas -elaborada por Juan Villa, artista luarqués afincado en Valladolid- no se despega.
Bajo el título 'Ciencia en Luarca', los visitantes podrán acercarse a la espectacular biografía de dos valdesanos universales y conocer un legado científico imprescindible, pero también su lado más humano. «Salas tenía un gran interés en la divulgación en los niños, en despertar su curiosidad», señala Laria. Muy especialmente, en las niñas, a las que animaba a estudiar «lo que os apasione». Para ejemplo, la Semana de la Ciencia luarquesa donde Salas seleccionaba a los ponentes. Los pequeños «podrán arrancarse un pelo y observarlo en el microscopio, cualquiera puede conocer e investigar en su entorno», añade. Sabrán lo que es sentirse bajo la piel de Salas.
En la muestra no faltarán las alusiones a su marido, Eladio Viñuela, con el que compartió más que una familia, un sueño y una vocación. «Siempre le quedó la espina clavada de que estuviese en segundo plano a pesar de ser un científico de máximo nivel. Decía que sin él no habría alcanzado cotas tan altas», prosigue.
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La inauguración oficial ha tenido que posponerse hasta otoño. Al acto acudirá Lucía Viñuela, quien «siente un cariño muy especial por Asturias, está muy involucrada», y un grupo «numeroso» de escolares si la situación derivada de la COVID-19 remite. Con mucha ilusión han pensado o especialmente para ellos este espacio, para que vean que el talento, al igual que la vida, brota en cualquier parte.
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