«No es justo para José. Era un joven muy inteligente y muy bueno con los demás»

«Era muy buen estudiante. En Perú iba a un colegio para niños con altas capacidades. Sus profesores aquí en Luarca me felicitaron en varias ocasiones. En tres meses cumplía la programación de todo un año. No es justo para José», relata, sin consuelo, su madre, Madeleine Valdivia. Frente a la entrada de la sala 3 del tanatorio de Valtravieso, 'Made' intenta mantener la compostura, sin poder contener la emoción al recordar el trágico accidente que se cobró la vida de su pequeño.

«Ese día había ido a pescar. Me trajo a casa dos pulpos. Comimos y luego dijo que quería ir en bicicleta hacia Villapedre. Decidí ir detrás en el coche, por si acaso. Salí cinco minutos después que él. Y en ese tiempo fue cuando ocurrió», relata Made. José, que bajaba por la carretera AS-36 hacia Luarca a las 21.30 horas del pasado jueves, perdió el control de su bicicleta en una curva cerrada, a la altura de la avenida de la Estación. Una maniobra que hizo que saliera despedido por encima del guardarrail e impactara contra el suelo de un pequeño camino frente a una urbanización. Además de varias lesiones en la cara, un brazo y una pierna, sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico por el que fue trasladado al HUCA y operado esa misma noche. Su salud, por desgracia, no mejoró y su vida, llena de objetivos, se truncó.

«Maldita la muerte. Cuando pesa como una pluma y aquellas que pesan como montañas. José dijo al partir de Perú: 'Querida familia. voy a subir a las estrellas para bajarlas y repartirlas entre todos, entre nuestro pueblo'. Así emprendió su viaje y logró su objetivo. Pero en el medio camino la muerte maldita nos lo quitó. A un ser de profunda nobleza y cariño. Nos deja esa fuerza, ese valor y ese coraje para poder secar nuestras lágrimas y poder seguir adelante», clamó John Manrique, padre de José, a las puertas de la iglesia parroquial de Luarca.

Allí, a las 17 horas, compañeros de clase, y profesores del colegio José García, esperaban desolados la llegada de la funeraria, en la que seguido de cerca por su familia, que siempre le guardó las espaldas, llegó el cuerpo de José. «Esta es una edad natural en la que no tenía que tener cabida la muerte. Y ante la muerte no hay palabra humana que le justifique o le dé sentido. Solo cabe esperar en silencio la salvación de Dios. Que no tiemble vuestro corazón ante la tristeza», predicó, durante el funeral, el cura de Villapedre, Pedro Fernández.

Sin soltar la mano de una de sus dos hijas, Made destacó de José su amor por los animales, «a los que rescataba», y la madurez y amplitud de miras con la que sostenía «su ideología socialista» . Y es que Luarca y Perú,- donde el resto de la familia presenciaba por videollamada el funeral- no solo despidieron a un joven, sino «a una persona que quería hacer del mundo un lugar mejor».

«Cuándo tropiecen, sacúdanse de polvo y paja y continúen. Dejando un camino para los que vienen detrás. Elevaos, porque el futuro es de ustedes. Sepan valorar y reconocer el cariño, esfuerzo y sacrificio de su familia. Desarrollen la nobleza y hagan más grande este país», dijo John dirigiéndose a los jóvenes que despedían a su amigo.