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ÁNGELA RODRÍGUEZ
BELMONTE DE MIRANDA.
Viernes, 19 de agosto 2022, 00:31
La tierra removida en la localidad belmontina de Vigaña continua arrojando hallazgos únicos. El último, el túmulo del Cuernu, megalítico y «con una tipología desconocida en Asturias y el Noroeste peninsular», según los expertos del grupo de investigación arqueológica Llabor de la Universidad de Oviedo. ... Bajo la dirección de la catedrática Margarita Fernández, el colectivo halló la estructura a 1.100 metros de altitud, «en una posición estratégica dentro del municipio».
«Lo que parecía una pequeña construcción ganadera ha resultado esconder un túmulo megalítico desde el que no solo se controla la amplia zona de pastos de las brañas de los pueblos de Vigaña, Castañera y Cigüedres, sino que también se ve desde la costa asturiana, a la altura de Soto del Barco, hasta las más altas cumbres de la Cordillera Cantábrica, de Las Ubiñas al Nevadín», apuntó la profesora Fernández.
Una nueva información que completa la investigación anterior sobre el uso de los pastos de montaña a lo largo de la historia, y con la que Llabor finaliza este mes los trabajos arqueológicos en el yacimiento del Cuernu.
«El túmulo se encuentra en un lugar privilegiado, elegido por nuestros antepasados para realizar unas prácticas rituales relacionadas con la forma de concebir y aprovechar el territorio que nos habla de las actividades de los primeros ganaderos de las montañas cantábricas», confirmó la catedrática que, junto a su equipo, continuará las intervenciones arqueológicas en la zona para intenta datar la estructura.
Con la codirección del arqueólogo Pablo López, los investigadores documentaron distintas fases de uso y refacción del túmulo que separan al Cuernu de los grandes megalitos del Neolítico final. «Trabajamos con la hipótesis de que se trata de una construcción relacionada con el Calcolítico y la Edad de Bronce, periodo poco conocido en Asturias», señala Fernández. Unas teorías de la catedrática que avala la cercanía de este megalito al yacimiento de Linares -localizado a unos 500 metros de distancia y 700 metros de altitud- en el que se documentó una secuencia de uso que se inicia en el neolítico final, «con fases complejas durante la Edad del Bronce».
A falta de conocer mas detalles, el túmulo del Cuernu, con distintas cámaras funerarias excavadas en la roca -algunas a una profundidad de dos metros- es un gran descubrimiento para toda la sociedad y la comunidad científica asturiana. Y es que, dice la Universidad, permite profundizar en las prácticas ganaderas de las sociedades de la Prehistoria.
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