Grandas de Salime viste boina para despedir entre aplausos a Pepe el Ferreiro

José Naveiras Escanlar, al que todos conocen como Pepe el Ferreiro se despidió ayer de su Museo Etnográfico. Fue su última visita al espacio que ideó para que el pasado campesino del occidente asturiano no se olvidase. «Nunca se irá. Permanecerá en cada rincón y en el espíritu del Museo», afirmó la directora del espacio, Susana Hevia.

«Estaría orgulloso de esta despedida», confesó su amigo, el empresario Ceferino Trabadelo, que reconoció su «fuerte carácter y buen fondo. Sabía lo que quería y hacia dónde ir». También el escultor Herminio Álvarez recordó su amistad. «Es una pérdida tremenda. Era una persona trabajadora y con mucha visión».

Las gaitas de 'Os Pampirolos' alertaron a los cientos de vecinos y amigos de Pepe el Ferreiro que José Naveiras abandonaba su museo y estallaron los aplausos en el paseíllo hasta la Colegiata de El Salvador. Unos lucieron grandes boinas como guiño al Ferreiro, que supo portarla con orgullo «de paisano»; otros vistieron camisetas con su rostro para recordar la figura del etnógrafo y muchos clavaron en las solapas su lema, ese 'Haxa salú' que entonaba en sus despedidas.

«Fue una de las figuras más singulares de la cultura asturiana del último medio siglo», apuntó el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo Miguel Ángel de Blas Cortina. «Deja un importante legado». El presidente del Consejo de Cultura Vaqueira, José Feito, ensalzó de su labor «la síntesis de la tradición y la eficiencia necesaria para el futuro». También acudieron al funeral representantes políticos. El diputado popular Álvaro Queipo destacó su maestría para «enseñarnos que lo nuestro tenía valor», mientras el forista Adrián Pumares afeó al Principado el «maltrato» a su figura.

Finalmente, de nuevo entre aplausos, la familia partió al cementerio con un sincero «gracias».