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ROSANA SUÁREZ
SALAS.
Jueves, 15 de julio 2021, 02:49
La Universidad de Oviedo, en colaboración con la Fundación Valdés-Salas, analiza desde ayer la investigación histórico-arqueológica de los monasterios de Asturias y ... sus problemas de gestión y conservación. El arqueólogo de la institución académica y director académico del curso, Alejandro García Álvarez-Busto, advierte de que el monasterio de Santa María la Real situado en la localidad de Obona, en Tineo, así como el de San Miguel de Bárcena, también en el concejo tinetense, y el de San Salvador de Cornellana, en Salas, necesitan una intervención «sí o sí».
En el caso del templo románico de San Salvador, recuerda que en 2024 se celebrará su milenario. «Para esa fecha, las administraciones tienen que poner todo el empuje para su restauración y rehabilitación y que el monasterio llegue a una situación digna», indica.
García subraya que la arquitectura monástica conserva una información arqueológica «maravillosa» y «con un ingente volumen». En este sentido, apunta que «es muy poco lo que aún se ha excavado en los monasterios». El arqueólogo insiste en la importancia de que los ayuntamientos, el Principado y el Arzobispado planteen «ya» un plan de intervención. «Es un legado que ha llegado a nuestros días y tenemos que gestionarlo».
Según el catálogo elaborado por la Asociación de Profesionales Independientes de la Arqueología de Asturias (Apiaa) y en el que ha participado García, de los 31 monasterios con los que cuenta la región hay algunos que se encuentran en buen estado de conservación y a los que se les ha dado un buen uso gracias a su rehabilitación y restauración. Es el caso del parador de Corias, en Cangas del Narcea. «Se le ha dado un uso actual y se han integrado los vestigios arqueológicos que ahora son museos y elementos patrimoniales que pueden ser visitados», destaca.
Por otro lado, existen construcciones que se encuentran en estado de abandono, además del de Cornellana, y que corren riesgo de colapso como es el caso del monasterio de Obona y Bárcena. «Son los que más nos preocupan, conservan una entidad monumental arquitectónica considerable y no tienen un uso definido. Es fundamental afrontar su intervención en los próximos años».
García puso ayer en valor la labor desempeñada tanto por los vecinos como por el Ayuntamiento de Villanueva de Oscos, ya que hace más de una década el monasterio de Santa María se encontraba en «una situación complicada». «Han conseguido hacer una limpieza, consolidar los muros y ahora se está pensando en la reposición parcial de las cubiertas. Oscos es el ejemplo de que hay esperanza», celebra.
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