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ÁNGELA RODRÍGUEZ
LA CARIDAD.
Sábado, 19 de agosto 2023, 01:03
«Lo que la gente relaciona, mayoritariamente, con la actividad arqueológica es la excavación. Pero eso es solo una parte de la investigación. No es la más laboriosa ni siquiera la más costosa. En la excavación se recogen datos y muestras para posteriores análisis. Luego ... se requiere dinero, tiempo y gente preparada», reconocía ayer el arqueólogo Ángel Villa, en el Franco. Hasta donde se desplazó para participar en las Jornadas Europeas de Patrimonio.
Este año, el castro de Cabo Blanco, en la localidad franquina de Valdepares, es uno de los protagonistas. Y también uno de yacimientos cuya investigación codirigió Villa, en la década de los 2000. «En 2003 iniciamos la primera excavación, en colaboración con el Ayuntamiento y el Plan Arqueológico de la Cuenca del Navia. Empezamos con la limpieza y el desbroce del yacimiento. Y la extracción del enorme basurero que se había acumulado durante siglos en el foso principal», recuerda Villa, destacando «el apoyo decidido» del Ayuntamiento.
Desde entonces, las excavaciones se sucedieron hasta 2009, en uno de los yacimientos de costa más importantes de Asturias. «Con una larguísima secuencia de ocupación», subraya el arqueólogo. Y es que la investigación -también dirigida por José Antonio Fanjul Mosteirín y Álvaro Menéndez Granda- ha permitido acotar de forma precisa los siglos de asentamiento en el castro, concretamente «entre el siglo VI y VII antes de Cristo hasta el primer siglo de nuestra era». «Este asentamiento viene a ofrecer una imagen que ilustra cómo se modificaron las formas de construir la arquitectura doméstica y la militar. Sirve de referencia extraordinaria para comprender otros yacimientos menos estudiados o excavados», aseguró.
Ese era, precisamente, uno de los objetivos de la mesa redonda en la que el arqueólogo participó ayer en el auditorio de As Quintas. Extender el debate a otros aspectos de la investigación arqueológica de los que no se suele hablar tanto, «como los procedimientos y las técnicas jurídicas que permiten asegurar la conservación y el disfrute del patrimonio», explicó Villa.
El resto de la mesa la completaron expertos de la talla del propio Mosteirín, y Diego Díaz, que desentrañó el castro de Cabo Blanco desde su declaración como Bien de Interés Cultural. «Establecer el entorno de protección de un yacimiento es más que trazar un perímetro. Se trata de comprender cuáles son los elementos del entorno que permiten no solo proteger estos restos, sino comprenderlos. Es un ejercicio complicado porque inevitablemente irrumpe en otras actividades», aseguró Villa sobre el abordaje de Díaz al castro.
Profesora de Investigación del CISC, Almudena Orejas, también participó activamente de la mesa redonda en As Quintas, tratando el complejo equilibrio, en este caso, entre la promoción turística y la conservación del patrimonio arqueológico. «Hay problemas que surgen cuando un yacimiento se quiere abrir al público y también ser protegido. A la hora de poner en valor un yacimiento hay que tratar muchos aspectos y conciliar intereses. A veces, de varios municipios, distintos organismos, y también con la vida de los vecinos de la zona», aseguró Villa.
Las Jornadas Europeas de Patrimonio continúan esta mañana en Valdepares, a las 11 horas, con una interesante salida de campo. Una visita comentada al Castro de Cabo Blanco, a cargo de Mosteirín.
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