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BELÉN G. HIDALGO
SOMIEDO.
Domingo, 6 de diciembre 2020, 03:01
«El Ecomuseo de Somiedo va más allá de las piezas de sus sedes: ayuda a entender el territorio, el paisaje cultural de Somiedo, que es así porque es un paisaje trabajado». Así resume su directora, María Teresa Lana (Valle de Lago, 1962) cómo concibió el equipamiento el antropólogo Adolfo García, que lo proyectó sobre tres pilares: los oficios y la trashumancia (sede en Caunedo), la casa de teito tradicional (sede en Veigas) y la etnografía a través de rutas temáticas. Hoy aquella idea sigue creciendo y adaptándose al devenir de los tiempos y el Plan de Sostenibilidad Turística de Somiedo reserva una partida de 120.000 euros para la ampliación de contenidos y su modernización.
«Aún no está definido cómo será. Los museos siempre están creciendo. En ese plan hay un apartado que es muy importante: la unificación y mejora de señalización e indicaciones para divulgar estos recursos para que todos puedan llegar a ellos. Además, se ampliarán contenidos», explicó Lana. En la sede de Caunedo se prevé desarrollar un espacio dedicado al folclore «que, pese a estar presente en todas las actividades, no existía en el museo. Es importante darlo a conocer y hay mucho material».
Además, se desarrollará un apartado donde recoger el desarrollo industrial de Somiedo pues, a excepción de la parte museografiada con la que cuenta la central hidráulica de La Malva, esta actividad sigue siendo una asignatura pendiente. «En Somiedo también hubo minería. En la zona de Saliencia hubo minería del hierro y minas de mercurio en Caunedo. Queremos introducir una reseña a esa actividad», puntualizó Lana. Ambas ampliaciones contarán con 30.000 euros.
Pero el Ecomuseo cuenta con un tercer pilar: las rutas etnográficas por el territorio. «En Perlunes existe una ruta que muestra molinos, olleras, una minicentral eléctrica, lavaderos... Todo en torno al agua pero sin una sede al uso», explicó Lana. Para su desarrollo se reservan 25.000 euros.
Asimismo, se incluye un plan integral de señalización del patrimonio etnográfico, que asciende a 45.000 euros. «Es muy importante mejorar la señalización para que todos puedan llegar a ellos y se emplearán sistemas inteligentes. No se trata de inundar todo de carteles y señales», aclaró Lana.
El Ecomuseo recibe más de 4.000 visitas al año. «Canaliza esa parte cultural-etnográfica que supone un importante atractivo para Somiedo», aseguró su directora. Constituye, añadió, un «orgullo para los vecinos, que lo sienten suyo». Los oficios y la trashumancia llegaron a Caunedo porque el antiguo teleclub que la escuela taller había adaptado en Pola de Somiedo, donde abrió el Ecomuseo en 1997, se quedaba pequeño. Se trasladaron en 2011 a la antigua escuela de Caunedo, que sufragó José Feito Taladrid, un vecino que emigró a Cuba. Todos ayudaron a levantarla. Hoy, sin este nuevo uso, la escuela correría peor suerte. Y en Veigas, a aquellas casas de cubierta vegetal que antaño denotaban miseria, hoy las llaman bioconstrucción y son un tesoro. «Ahora los del pueblo enseñan a los de la ciudad», concluyó Lana.
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