Los hermanos Isidoro y Alberto García fueron quienes encontraron el cuerpo del pesca sub fallecido en la costa franquina. C. B.
Tragedia en El Franco

El día más duro de dos hermanos pescadores

Isidoro y Alberto García, de Viavélez, fueron quienes hallaron el cadáver del submarinista gijonés Eduardo Sanz

Carlos Bernal

El Franco

Sábado, 1 de julio 2023, 01:45

«Vimos el helicóptero de emergencias, pusimos la radio y nos unimos a la búsqueda del submarinista». Así cuentan los hermanos Isidoro y Alberto García, pescadores del puerto de Viavélez en El Franco, cómo acabaron siendo quienes encontraron el cuerpo de Eduardo Sanz, pesca sub ... gijonés de 54 años fallecido el jueves en la costa franquina.

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El cadáver lo encontraron a menos de cincuenta metros de la playa de Castello, a dos kilómetros al este de donde había empezado a practicar pesca submarina con su hijo aquella mañana.

Hacia las diez de la mañana el hijo de Sanz había salido de la primera inmersión. Tras 45 minutos esperando en la orilla sin que su padre emergiera, decidió llamar al 112. El SEPA, Salvamento Marítimo y la Guardia Civil montaron un amplio dispositivo de búsqueda.

«Nos disponíamos a volver a tierra cuando vimos el helicóptero de emergencias, pusimos la radio y nos unimos a la búsqueda»

«Nos disponíamos a volver a tierra cuando vimos el helicóptero de emergencias que venía de Navia hacia el oeste», explica Isidoro García. «Nos preguntamos si habría pasado algo grave y encendimos la radio», prosigue su hermano Alberto. Los pescadores, que en ese momento navegaban dirección oeste, vieron pasar la lancha de Salvamento Marítimo en dirección contraria. «Escuchamos en la radio hablar sobre un submarinista desaparecido». Así, los hermanos García decidieron virar en dirección este y unirse al dispositivo. Isidoro se colocó en proa, atento a la mar, y Alberto cogió el timón.

Durante una milla náutica los pescadores de la Cofradía de Los Ángeles de la Guarda bordearon la costa sin encontrar rastro del pesca sub. Hasta que, indica Isidoro, «al pasar Cambaredo vimos algo rojo que nos llamó la atención». Fue quien avisó el cuerpo del pesca sub. Eduardo Sanz yacía a cincuenta metros de la playa Castello, la corriente le había arrastrado dos kilómetros en dirección este. «Es la primera vez que veo un hombre ahogado y espero que la última», sostiene Isidoro. Los García prefirieron ser cautos y no aventurarse a recuperar el cuerpo. Según relataban, yacía boca abajo envuelto en un neopreno marrón, y con las aletas rojas boca arriba.

Minutos después el helicóptero se posicionaba encima de la embarcación y se recuperaba el cadáver. Los García vieron que el pesca sub no llevaba «ni cinturón de pesos ni gafas de bucear». Su hipótesis es que a Eduardo Sanz le ocurrió algo bajo el agua.

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«Pudo darle un infarto y querer salir rápido a coger aire», especulan los García. Sanz era un veterano y experimentado pesca sub, que pertenecía desde hacía 25 años al Club Trébol, de Gijón, entidad en la que no terminan de explicarse qué pudo pasar.

Javier Díez, camarero de la Taberna de Viavélez, asegura que es la primera vez que escucha en el pueblo hablar de un ahogamiento. «Esta zona de la costa noroccidental es tranquila, mucho más que otras como Peñarronda donde estos sucesos son más habituales», asegura Díez.

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