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OCTAVIO VILLA
GIJÓN.
Jueves, 9 de abril 2020, 00:00
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderado por la asturiana Carmen Martínez ha seleccionado, mejorado, descrito y analizado genéticamente por primera vez una variedad de rosa antigua cultivada española, que lleva por nombre Rosa Narcea, en honor ... a Carballo, el pueblo cangués en el cual se localizaron tres ejemplares en un jardín particular de una casa levantada en 1832.
La flor tiene grandes posibilidades comerciales, más allá de su indudable interés botánico e histórico. De ella se pueden extraer aceites esenciales para alta perfumería, con un precio estimado para el productor de entre 14.000 y 16.000 euros. Para producir un litro de dichos aceites se precisan unas tres toneladas de pétalos, que vienen a equivaler a las rosas que crecen en una hectárea de cultivo en espaldera (se trata de una planta arborescente).
Carmen Martínez explica que la Rosa Narcea «es un híbrido muy antiguo de la Rosa Centifolia (que hoy se explota por la industria del perfume en Francia con precios por litro de unos 16.000 euros para casas como Dior o Chanel) y la Rosa Gallica, hoy prácticamente extinta, pero que era utilizada por los galenos romanos y egipcios por sus propiedades médicas y gastronómicas».
La Narcea es una rosa antigua, pues, mientras que las modernas son el resultado de cruzamientos artificiales y programas de mejora realizados a partir de 1867, con la llegada a Europa de especies de la India y China, con el objetivo de potenciar su uso ornamental. Las rosas de cultivo existentes en Europa hasta esa fecha se encuentran prácticamente desaparecidas, a excepción de la Rosa Damascena, base de la industria del perfume en Bulgaria y la Rosa Centifolia. Ambas son base, también, de un próspero, especializado y selecto sector turístico.
«Las flores de las rosas modernas son, en general, elegantes, estéticamente muy atractivas, con miles de variantes de colores y formas, pero poco o nada olorosas. Por su parte, las denominadas rosas antiguas suelen ser más rústicas, desgarbadas y estéticamente menos elegantes, pero mucho más aromáticas», explica Carmen Martínez, investigadora del CSIC en la Misión Biológica de Galicia.
Las denominadas rosas antiguas son las que se emplean en el ámbito de la medicina, la gastronomía (mermeladas y uso de sus pétalos en recetas) y, sobre todo, la perfumería, ya que algunas presentan una intensa y exquisita fragancia, imposible de reproducir en laboratorio mediante síntesis química.
La 'Rosa Narcea' desprende una intensa fragancia y es de color rojo-púrpura, debido a la presencia «de polifenoles, antioxidantes con muchas propiedades medicinales». Sus pétalos son abundantes, con una media de entre 60 y 70 en cada flor, y de gran tamaño. El rosal florece solo una vez al año, entre los meses de mayo y junio. Su zona ideal de cultivo es el interior asturiano. «lejos de la costa. El clima, la lluvia y el terreno influyen muchísimo en la intensidad del aroma y la cantidad de aceite esencial que producen y en su comportamiento agronómico».
En colaboración con el CSIC está ya la Academia Española del Perfume, cuyos responsables, explica Martínez, «están entusiasmados y cruzando los dedos para que todo salga bien».
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