Manuel Ambres, vecino de Castiello, señala uno de los baches reparados junto a su domicilio.

«Las carreteras eran intransitables y nadie hacía nada»

Cangas de Narcea ·

Vecinos de varias parroquias arreglan los accesos a sus viviendas, cansados de aguardar por las obras: «Llevábamos más de un año esperando por el Ayuntamiento»

CARLOS BERNAL

Domingo, 11 de septiembre 2022, 01:06

Los vecinos de distintas parroquias de Cangas del Narcea se han visto obligados a ponerse manos a la obra, aunar fuerzas y poner dinero de su bolsillo para reparar varias carreteras de titularidad municipal, cansados de esperar por las obras.

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Los primeros en tomar la ... iniciativa fueron sesenta vecinos de la parroquia de San Pedro de las Montañas y La Barguera. Con las primeras luces de la mañana del 23 de julio, varios camiones colmados con brea, seguidos por los vecinos equipados con palas, y hasta una apisonadora alquilada con el presupuesto del que disponían –9.000 euros, 150 euros por familia–, dieron respuesta a una situación con la que llevaban conviviendo cuatro años y arreglaron los viales de acceso a sus domicilios. «Llevábamos un año aguardando para reunirnos con el Ayuntamiento y que nos diese una solución, porque nuestras carreteras estaban intransitables», explica Carlos García Vega, vecino de Posada de Besullo.

También los vecinos de San Esteban de Tainás, sufrían el mismo problema desde hacía dos años. Y el 20 de agosto pasaron a la acción. «No la arreglaba el Ayuntamiento, así que acordamos pagar 50 euros por vivienda y hacerlo nosotros mismos», indica uno de los participantes de la reparación vial, Manuel Ambres, de 71 años. Una treintena de vecinos rebachearon los catorce kilómetros de carretera municipal que une los cinco pueblos de la parroquia con la carretera que vertebra el suroccidente: la AS-15.

Aunque el éxito fue parcial en esta ocasión, ya que lo ajustado del presupuesto –2.000 euros– no casaba con la cantidad de suministros necesarios. «Las 25 toneladas de brea nos llegaron hasta Cerezaliz», lamenta Francisco Rubio, vecino de Parada la Vieja, el pueblo de la parroquia más alejado del corredor del Narcea. Pero asegura que los once kilómetros de pista arreglada «los disfrutará igual que el resto». Rubio vuelve a fruncir el ceño al pasar por el camino donde esperan «los nenos» al taxi que les lleva al colegio: «Tendremos que arreglar esto también, porque los nenos llegan en invierno llenos de barro al colegio», advierte.

«Hay que colaborar, en vez de mandar o de pedir», sostiene José Luis Bermúdez. Este ingeniero de minas jubilado recibió este verano la noticia por parte del Ayuntamiento de San Tirso de Abres –y después de cinco años de espera– de que su contribución de 25.000 euros para reparar el puente que da acceso a las localidades de Prado, Marela y Traslacorda, iba a ser aceptada. «Llevábamos años pidiendo esta reparación, y aunque yo me ofrecí a pagarlo íntegramente, necesitábamos el permiso de la administración», indica Bermúdez. Al final la autorización llegó.

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