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DAVID SUÁREZ FUENTE
LUARCA.
Martes, 29 de agosto 2017, 02:46
El campo de la fiesta de San Timoteo sigue lleno de basura. La imagen, una semana después de la celebración, deja mucho que desear a pesar de que las labores de limpieza que se llevan a cabo diariamente. Desde el pasado jueves, dos operarios, ... contratados por la organización del festejo, recogen una media de treinta contenedores de residuos del prau donde se encuentra ubicada la capilla, propiedad de la Cofradía. Además, han limpiado el campo aledaño que se alquila para la fiesta, así como el río y varias fincas anexas que acabaron llenas de envases y papeles, sobre todo, tras el paso de miles de personas por esta romería.
«Cada año hay más mierda», así de contundente se mostró Antonio Álvarez 'Tono', presidente de la Cofradía de San Timoteo, quien aseguró a EL COMERCIO que el ritmo de limpieza «es como todos los años».
«Ya tenemos limpio más de la mitad», indicaron los trabajadores, quienes calcularon que «podría estar todo limpio el próximo jueves, si las condiciones meteorológicas lo permiten. Si llueve, quizás nos lleve algo más de tiempo porque los contenedores se entierran en el barro». Las labores de limpieza, según advirtió la Cofradía la semana pasada, estaba previsto que durasen tres días. Sin embargo, el trabajo se ha prolongado durante más jornada». Esta situación ha provocado críticas vecinales a pesar de que la fiesta se desarrolló sin incidentes de importancia.
Con el prau convertido todavía en un vertedero, sobre todo la zona que rodea a la ermita, los desperdicios sirven ahora de reclamo para las gaviotas, que acuden desde la rasa costera hasta esta zona en busca de restos de alimentos que dejaron a su paso los miles de romeros que celebraron San Timoteo el pasado 22 de agosto.
Ante la posibilidad de que sean los vecinos quienes se encarguen voluntariamente de la limpieza, tal y como ocurre en otras fiestas del concejo, el presidente de la Cofradía comentó que «pedir volutnarios para despejar el prau de residuos es predicar en el desierto». Antonio Álvarez aseguró que «no vendría nadie».
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