Secciones
Servicios
Destacamos
ÁNGELA RODRÍGUEZ
TINEO.
Domingo, 31 de julio 2022, 00:46
La localidad tinetense de Navelgas ha logrado, indiscutiblemente, convertir la fiesta del oro por excelencia, el campeonato nacional de Bateo, en una celebración para toda la familia. Con comida y bebida fresca, unas gradas a la sombra desde las que poder observar la destreza de los participantes y quince categorías diferentes que no dejan a nadie fuera, la Asociación de Bateadores de Oro Barciaecus coordinó ayer la semifinal de este peculiar deporte, en la ya vigesimoprimera edición.
«En 2015 participamos por primera vez, y desde entonces venimos siempre. Nosotros buscamos oro en el río y, aunque más o menos es parecido, hay que practicar con la batea de competición. Porque la de río es como un cuenco y esta es plana», explicaba la toledana Nuria San Pablo, minutos antes de coger su cubo. Ella pertenece a una de las decenas de participantes que llegan estos días a Navelgas desde zonas tan diferentes del globo como Japón o Polonia. Junto a los asturianos, que siguen siendo mayoría, numerosos niños se sumaron también a la iniciativa. Algunos, de dos meses de vida, en brazos de sus madres, eran los más pequeños que la batea. «El éxito de la competición creo que tiene mucho de la zona. Es una mezcla entre el paisaje y la gente del pueblo lo que la hace tan especial», apuntaba el castellano David Cañizares, tras terminar el primero de su ronda masculina. La ejemplar convivencia en torno al río y el famoso oro de Navelgas continua hoy, cuando se conocerá al fin el nombre de los diferentes ganadores.
«Esta batea de competición, más plana, da cierta velocidad que no tiene la de río. Hay gente muy rápida y muy buena aquí. Pero, más o menos, la clave está en echar el material del cubo cuantas veces te sea mas sencillo. Dos o tres. Y moverlo muy fuerte para que vaya al centro. Luego, ya sí se hacen círculos grandes para que las piedras salgan, porque se supone que el oro pesa mas que el agua y una vez que está en el centro ya no se va», explicaba Nuria, con dedicación.
Los ánimos del público a ambas orillas y en el puente sobre el río contagiaron la alegría a los bateadores, que permanecían igualmente concentrados en una soleada y emocionante semifinal. «Es muy importante coger todas las pepitas. Cuando ya las tienes, las echas al bote y los jueces recuentan. Hay que ir despacio y tener mucho cuidado de no perderlas. Por cada pepita de oro que se pierde son tres minutos de penalización», señaló Nuria, que ya en otras ediciones del certamen subió al podio. «Hay mas gente que otros años. Y bateadores de más nacionalidades diferentes. Hay gente que lo hace realmente bien. Si llegamos a la final ahí hay que darlo todo», señaló, risueña, la bateadora, encarnando el lema de Barciaecus: «Lo importante ye participar».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.