Rosana Suárez
Martes, 19 de enero 2021, 13:09
El rorcual boreal de 13 metros de longitud y 15 toneladas de peso que varó en la playa de Serantes, en Tapia de Casariego, el pasado 8 de enero llevaba mucho tiempo sin comer. Así se desprende de los resultados de ... la necropsia realizada la semana pasada, la cual ha permitido comprobar que los intestinos de la ballena estaban vacíos y no reveló ningún daño relevante como causa de la muerte, tampoco se localizó material plástico en su interior.
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A pesar de que la necropsia propiamente dicha ha finalizado, los estudios continúan. Las muestras recogidas han sido enviadas para su análisis a distintos organismos, entre los que se encuentran el Laboratorio De Sanidad y Producción Animal del Principado de Asturias (Serida), la Universidad de León, el Instituto Español de Oceanografía y la Fundación Oceanografic. A esto hay que añadir los contactos con diversos especialistas nacionales e internacionales entre los que destaca el grupo liderado por Antonio Fernández Rodríguez de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Además, el doctor Jesus Merayo, director de la Fundación Fernández Vega, recogió ambos ojos para su depósito en el BIOMA de la Fundación, con destino a la investigación aplicada a oftalmología en humanos
El procedimiento para identificar la posible causa de su varamiento y posterior muerte se llevó a cabo en las instalaciones de Cogersa y en la misma participaron ocho personas entre veterinarios de la Dirección General del Medio Natural y Planificación Territorial, el veterinario responsable del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (SERPA) y técnicos de la Dirección General de Pesca. Además, un equipo de TRAGSA estuvo encargado del apoyo logístico.
La realización de una necropsia de tales dimensiones implica la distribución de tareas en base a la formación y capacidades de cada miembro, siendo no sólo necesario un número elevado de personas para llevarla a cabo sino también que exista una buena organización y coordinación del equipo.
Los resultados iniciales de la necropsia no mostraron a los veterinarios ninguna causa de muerte del ejemplar, descartándose la existencia de material plástico en la cavidad gástrica, de amplias lesiones macroscópicas de los órganos internos así como de grandes traumatismos ocurridos ante mortem. No obstante las condiciones en las que se realizan este tipo de necropsias y el tamaño de los ejemplares dificulta el estudio minucioso de los órganos. Un dato relevante es la pobre condición corporal del animal y la ausencia de alimento dentro del estómago.
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