LIDIA ÁLVAREZ
Martes, 17 de enero 2017, 00:04
Tres años después del fin de las obras de rehabilitación del puente colgante de Cangas del Narcea, la infraestructura ya muestra algunas deficiencias. El alcalde cangués, José Víctor Rodríguez, apunta a problemas con los tensores verticales y a que ha reaparecido el óxido en barandillas y otros elementos.
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El regidor señala que «los tensores verticales no están suficientemente tensados y se nota un mayor balanceo». No obstante, subraya, «en ningún caso supone un riesgo alto para la seguridad del puente, porque los cables que van bajo las losas de hormigón son los que realmente sujetan el peso». Además, los informes determinan que se está por encima de los coeficientes de seguridad exigidos, «pero sí es cierto que por debajo de los que tenía el puente con la solución técnica original».
No es el único problema. «En la obra se vendieron otras actuaciones, como la limpieza del óxido de las barandillas y no solo el repintado, y tres años después lo que se ve es que nada más se le dio una capa de pintura y no se actuó sobre el óxido», que ya es visible en varios tramos del puente.
A juicio de Rodríguez, «la obra del puente colgante fue hecha deprisa y corriendo, vendida como la obra faraónica de la legislatura del PP y unos años después se ve que no hubo una ejecución del todo correcta». «Siempre dijimos que no era una obra sencilla y que se tendría que haber hecho una actuación y una inversión mayor», añadió el regidor socialista.
Las obras de rehabilitación fueron adjudicadas en noviembre de 2012 por 147.000 euros, pero no comenzaron hasta marzo de 2013. Además, y aunque el plazo de ejecución previsto era de alrededor de un mes, la infraestructura no fue reabierta al paso hasta julio, casi cuatro meses después.
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Los trabajos consistieron en la sustitución de los módulos de paso deteriorados y de los pasaderos de apoyo, así como el saneamiento de los cables tensores. Los retrasos en la obra se debieron a modificados en el proyecto para reforzar las bases de hormigón. Además, durante los trabajos se encontraron anomalías en los tensores del cableado de la infraestructura -unas 200 piezas- que estaban dañados y hubo que sustituir.
El puente colgante, con 75 metros de longitud y una altura de 25 metros, fue construido en 1970 por el arquitecto cangués José Gómez del Collado.
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