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Lidia Álvarez
Sábado, 18 de julio 2015, 02:40
En torno a la una de la tarde de ayer, la familia de Roberto Calviño recibía la noticia de que el cuerpo sin vida del minero había sido finalmente excarcelado. Habían pasado 48 horas desde el fatal accidente que el miércoles lo dejó sepultado en su camión cuando trabajaba en el interior del pozo plano inclinado de Cerredo (Degaña), a unos dos kilómetros y medio de la boca del túnel.
Cientos de personas aguardaban, por tercer día consecutivo, en la explanada de las instalaciones de la Compañía Minera Astur Leonesa la salida de los restos del trabajador. Apenas una hora después, sobre las dos y cuarto, un largo y emotivo aplauso anunciaba que la comitiva encabezada por el furgón funerario abandonaba el túnel. Tras la funeraria, varios vehículos más con algunos de sus allegados que se habían adentrado en las instalaciones, compañeros del fallecido y los equipos de rescate que recibieron otro sentido aplauso de los presentes.
Los restos de Roberto Calviño fueron trasladados ayer al Instituto Anatómico Forense de Asturias, en Oviedo, para la realización de la autopsia. Está previsto que el funeral se celebre esta tarde, a las 19 horas, en la iglesia parroquial de San Miguel de Laciana, en la vecina provincia de León. La capilla ardiente ha quedado instalada en la sala dos del Tanatorio San Miguel de Villablino y estará abierta desde las diez de esta mañana.
«Sin palabras y con mal cuerpo». Así definía su estado de ánimo Moisés Díaz, miembro del comité de empresa y uno de los compañeros que participaron en el último relevo de las tareas de rescate. «Ha sido un día muy duro pero al final recuperamos el cuerpo, que es lo que importaba», añadía con el rostro ennegrecido por el carbón.
Tres angustiosos días
Junto a él, el presidente del comité, Luis María Fernández. Recién salido del pozo se mostraba apesadumbrado, pero a la vez aliviado porque «por fin ha terminado este largo suplicio de tres días». Del mismo modo, Sergio Tuñón, director técnico de la Brigada de Salvamento Minero, subrayaba que, «a todos los niveles, ha sido una de las intervenciones más complicadas y peligrosas que hemos realizado. No tanto el proceso de excarcelación, como siempre dijimos, sino el acceso, por la situación de la galería y de la mina».
El rescate se convirtió en una angustiosa espera para la familia y los compañeros de Roberto Calviño, de 40 años. La primera jornada, el miércoles, se dedicó a desescombrar para tratar de localizar el camión. No fue hasta las seis de la madrugada del jueves cuando se pudo acceder al vehículo y comprobar que el minero había fallecido.
Comenzaban entonces las tareas de excarcelación, que tuvieron que suspenderse a media mañana del jueves ante nuevos desprendimientos y el riesgo de que los equipos de rescate quedaran también atrapados. Se decidió entonces aplicar la técnica de gunitado para reforzar las paredes. Una vez trasladada a la explotación la maquinaria necesaria, los trabajos comenzaron en torno a las nueve y media de la noche del jueves y se extendieron hasta las cuatro de la madrugada.
«El gunite hizo la labor que se esperaba, reforzó el terreno», explicaba Fernández y los trabajos para el rescate del cuerpo pudieron reanudarse sobre las seis de la mañana de ayer. «El acceso era muy arriesgado», explicó el presidente del comité de empresa. Se decidió optar por la forma más rápida, «pero más complicada, y si no fuera por eso podríamos hablar de entre 10 y 15 días para poder llegar allí, porque habría que haber hecho una galería paralela».
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