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R. SUÁREZ / B. G. HIDALGO
CANG DEL NARCEA.
Viernes, 8 de enero 2021, 01:07
Leitariegos, en Cangas del Narcea, se enfrentó ayer a temperaturas polares de récord. Ameció a -12,5 grados. Y en Degaña, el mercurio marcó 11 grados bajo cero. Los vecinos resisten al frío, pero temen que a la mala situación de las ... carreteras se sumen los fallos en la electricidad o el teléfono, típicos de estos temporales.
En la falda del Cueto de Arbás y a escasos metros de la estación de esquí, Héctor Cosmen, propietario del Restaurante Leitariegos, cuenta que están acostumbrados a estas gélidas temperaturas. «Nuestros proveedores son de la zona, intentamos trabajar con productos locales para no tener problemas con el suministro, pero muchas veces tenemos que desplazarnos nosotros a recoger la mercancía», explica.
Gracias a su previsión y a años de experiencia, el frío y la nieve no impiden que el día a día transcurra con cierta normalidad: «Estamos preparados», señala. Cosmen reconoce que el principal problema que sufren tiene que ver con los constantes cortes de suministro eléctrico que afectan, entre otras cuestiones, a la línea telefónica. Pero también a las cocinas, que aunque son de gas «llevan unos sistemas de seguridad que cortan el suministro si las campanas extractoras, eléctricas, dejan de funcionar» . Si esto ocurre, «no podemos cocinar». Tampoco «servir un simple café, ya que la cafetera y los molinos también son eléctricos», lamenta el hostelero.
Las dificultades técnicas derivadas de las inclemencias del tiempo se suman a la «complicada» situación que atraviesa el establecimiento hostelero, ubicado en Asturias pero a 200 metros de la estación de esquí leonesa, de donde proceden la mayoría de sus clientes. «La gente llegaba hasta aquí esquiando. Con el cierre perimetral, estamos perdiendo entre 6.000 y 7.000 euros al mes. Ayer apenas dimos tres comidas y servimos cuatro cafés. Estábamos mejor cerrados», admite su propietario, que tampoco comprende que los cangueses tengan que recorrer más de 130 kilómetros para acudir a Valgrande-Pajares «teniendo Leitariegos al lado».
En Degaña comparten la tónica. Al amanecer, el mercurio marcaba 11 grados bajo cero, si bien los vecinos aseguraban que la sensación térmica era incluso más fría. En Cerredo la nieve no deja de sumar centímetros y el hielo va ganando terreno en las principales calles de la localidad. «Aquí siempre hubo nieve, pero temperaturas tan extremas como estas yo, al menos, no las recordaba», afirma el vecino Miguel Ángel Fernández.
También allí preparan con antelación cada invernada. Aunque antaño las calefacciónes utilizaban el carbón que la propia comarca generaba, ahora abundan el gas y otras combustibles. Hay algo que no cambia: las cocinas de leña están al rojo vivo. «Los arcones están llenos y ya están los productos de la matanza ahumando en los colgaderos», recuerda este vecino, dando cuenta de que no faltarán recursos en las despensas.
«Nuestro problema son los accesos a las viviendas y los caminos. Los medios municipales que están limpiando ya no tienen dónde apartar más nieve», señala Fernández, que asegura que esta situación complica el paso a los peatones, pues se forman placas de hielo que suponen un peligro. Hasta el agua de los bebederos de los animales amaneció congelada. «La tengo que cambiar cada día y la llevo desde la fuente en garrafas. También tengo que bajar al hombro, unos 300 metros, la hierba para las ovejas».
En Cerredo, al menos por ahora, no pueden reprochar a la borrasca Filomena un corte de suministro eléctrico ni tampoco la caída del teléfono. «En otros temporales quedamos a oscuras e incomunicados. Ahora, con más de un metro de nieve, tenemos las dos cosas», celebra Fernández.
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Carolina Santos / José Simal
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