O. VILLA
GIJÓN.
Jueves, 16 de junio 2022, 02:03
Atilano Rodríguez (Trascastro, Cangas del Narcea, 1946) es el obispo titular de Sigüenza-Guadalajara y fue el último asturiano en ocupar, como auxiliar de Don Gabino, un cargo de obispo en Oviedo. Al final de sus años en Oviedo le tocó vivir el inicio de ... la transición entre Merchán y Carlos Osoro, un proceso que supuso un cambio intenso en la Iglesia asturiana.
Publicidad
-¿Qué recuerdos guarda de sus años como auxiliar de Merchán?
-Imborrables. Además de su cercanía y amistad, destacaba su capacidad para disculpar los fallos de los demás, su claridad en la orientación de los problemas pastorales, su predisposición para el diálogo con todos y su profunda formación espiritual e intelectual. Nunca perdía la paz ante los problemas y, desde su profunda fe, siempre encontraba la solución más justa y evangélica.
-¿Cómo era en el plano corto?
-Libre, sincero, insobornable en sus planteamientos, incapaz de engañar a nadie y siempre cercano a los sacerdotes y a los restantes miembros del pueblo de Dios.
-¿Llegaron a discrepar claramente alguna vez usted y él?
-Tenía tal lucidez en sus reflexiones que resultaba muy difícil discrepar de su visión de la realidad y de las respuestas pastorales. Con profunda paz escuchaba siempre las opiniones de los demás y sabía asumir aquellas que eran beneficiosas para orientar la evangelización y para la búsqueda del bien común de la sociedad. Yo mantenía con él frecuentes diálogos sobre los problemas de la diócesis, pero no recuerdo haber tenido nunca un enfrentamiento con él durante los años de mi servicio pastoral como obispo auxiliar.
Publicidad
-Le tocó también a usted la transición entre don Gabino Díaz Merchán y don Carlos Osoro.
-La transición fue muy serena, pues aunque su forma de ser como es normal, era distinta, los planes pastorales y las acciones programadas en los mismos marcaban siempre la orientación común en la evangelización de la diócesis y de las parroquias. Don Carlos, como persona inteligente, supo asumir estas orientaciones pastorales y Don Gabino, desde su profunda humildad, una vez que le fue aceptada la renuncia en el servicio pastoral a la diócesis, siempre manifestó su disponibilidad para obedecer al nuevo arzobispo y para colaborar con él en lo que le pidiese.
-Se le criticó por excesivamente aperturista y hasta se le llegó a llamar 'comunista'. ¿Fue el obispo que era necesario en Asturias de 1969 a 2002?
-Ha sido un gran arzobispo de Oviedo. Durante su episcopado supo acogernos y dialogar con todos, creyentes y no creyentes. Es normal que hubiese alguna persona que no entendiese sus planteamientos pastorales, pues la trasposición de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que Don Gabino aplicó en el ejercicio de su ministerio episcopal, tampoco fue entendida por todos.
Publicidad
-Tuvo muy buenas relaciones con todo el espectro político y social de Asturias, pero también fue duramente criticado, en particular por De Lorenzo, Marqués y otros políticos conservadores. ¿Cómo lo llevaron él y usted?
-Los obispos, especialmente en estos momentos, tenemos que estar preparados para acoger la crítica y la incomprensión cuando tomamos decisiones pastorales, aunque estas estén ajustadas al magisterio de la Iglesia y a las enseñanzas evangélicas. Piense lo que le sucedió al Maestro. Si en el ejercicio del ministerio episcopal el obispo y el presbítero tienen que identificarse con Él, será imposible que no recibamos críticas y desprecios a la hora de proponer las verdades evangélicas o de buscar el bien común.
Publicidad
-Se solía considerar el de Oviedo un arzobispado trampolín hacia mayores responsabilidades en la Iglesia española. Pero a Don Gabino le tuvieron en Oviedo desde su juventud hasta su jubilación. ¿A qué se debió?
-Por su preparación doctrinal y por su experiencia pastoral, podría haber sido obispo de cualquier diócesis. Pero cuando se le planteaba un posible traslado él siempre decía que se encontraba muy feliz entre los asturianos. Además, Don Gabino nunca ambicionó cargos o títulos eclesiásticos. Tenía muy claro que su misión era el servicio a la Iglesia allí donde el Señor le pidiese.
Publicidad
«Buen analista de la realidad»
-Pese a todo lo que hizo Don Gabino por adaptar la Iglesia a los tiempos, su magisterio en Oviedo comenzó en 1969, cuando las iglesias se llenaban cada domingo y la Iglesia era el centro de la vida para la mayor parte de la población, y finalizó en 2002, en un tiempo en el que los templos se vaciaban.
-Don Gabino era buen analista de la realidad social y eclesial. Estaba convencido de que la secularización de la sociedad y la indiferencia religiosa estaban afectando a importantes sectores de la sociedad y que era necesario emprender una nueva evangelización, con nuevo ardor y con nuevos métodos para responder a esta nueva realidad. No obstante, con el Papa Benedicto XVI don Gabino tenía muy claro que la Iglesia en Europa experimentaría una reducción importante en el número de católicos practicantes, debido a las dificultades para la transmisión de la fe y a la adoración de los ídolos, alejados del Dios verdadero.
Noticia Patrocinada
-Merchán era el último europeo que quedaba con vida del Concilio Vaticano II y uno de los pocos en el mundo. Ese aperturismo que iniciaron el Papa Roncalli y el Concilio quedó luego ralentizado por decisiones de Papas como Wojtyla y Ratzinger. ¿Cómo llevaba Don Gabino ese freno a la apertura?
-Fue siempre fiel a las enseñanzas del Concilio Vaticano II y yo me atrevo a decir que fue un adelantado del impulso de la sinodalidad, a la que nos convoca en estos momentos el Papa Francisco. En los planes pastorales impulsados por Don Gabino en la diócesis de Oviedo puede percibirse con claridad la preocupación por la comunión eclesial, por la participación o corresponsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios y por el impulso de la misión evangelizadora.
Publicidad
-Don Gabino afirmó en sus últimos días que «la Iglesia tiene que alejarse del dinero y el poder si quiere ser útil. Debe parecerse a Jesucristo». Todo un testamento.
-La Iglesia en España vive alejada del dinero y del poder. Los bienes de la Iglesia provienen de las limosnas y donativos de los fieles y cada año se ofrece una información del uso de los mismos. Estos bienes, al menos en mi diócesis, han estado especialmente dedicados a prestar la necesaria atención a los pobres y necesitados, y al mantenimiento de los templos.
-En cuanto a Atilano Rodríguez, ¿cómo está siendo su propio magisterio en Sigüenza-Guadalajara? ¿Con qué se queda?
-Doy gracias a Dios por mi labor pastoral en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Estamos realizando un sínodo diocesano con buena participación del pueblo de Dios. Con las conclusiones de este sínodo podremos vislumbrar los caminos y las acciones fundamentales para la evangelización de la diócesis en los próximos años.
Publicidad
-Usted es de Cangas del Narcea. Dos sacerdotes se reparten hoy la labor de toda una Unidad Pastoral que incluye Cangas, Ibias y Degaña. ¿Qué reflexión le merece esto?
-La despoblación de las zonas rurales plantea un grave problema para la evangelización y para la atención pastoral. Yo mismo constato esto en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. En algunas zonas hay sacerdotes con importantes extensiones de territorio y con un elevado número de parroquias y, sin embargo, no suman entre todas más de 300 habitantes.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.