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Uno de cada cinco asturianos manifiesta sentirse satisfecho con el sistema público de salud, aunque la mitad de la población considera que «son necesarios algunos cambios» y un 23% llega a precisar que dichos cambios «son fundamentales, aunque algunas cosas funcionan». A trazo grueso, ésta ... es una de las primeras conclusiones que se extraen del Barómetro realizado por el Ministerio de Sanidad para conocer el nivel de satisfacción de los ciudadanos con los servicios sanitarios.
En este estudio de opinión, recién publicado, se recogen los resultados de casi 8.000 entrevistas telefónicas realizadas en toda España en febrero, julio y octubre de 2023. Una muestra que, con ayuda del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), permite hacer una radiografía del funcionamiento del sistema sanitario por comunidades autónomas y de cómo perciben los pacientes las prestaciones asistenciales que reciben. En el caso de Asturias, la nota media que se pone tanto a la atención primaria como a la especializada no llega a 7. Aun así, ésta es la región que mejor valora ambos niveles asistenciales frente a lo que ocurre en Andaludía o Canarias, que registran las puntuaciones más bajas.
50,1% Dice que el sistema sanitario funciona bien, «aunque son necesarios algunos cambios»
77,7% Opta por consultar en centros de salud públicos frente al 87,2% que lo hacía en 2003
60,6% Se decantan por especialistas de la sanidad privada frente al 75,6% de hace veinte años
86,7% Población que tiene en la Seguridad Social su principal recurso sanitario
16,8% Encuestados que declaran tener un seguro médico contratado para la familia
4,8 Días que esperan de media los pacientes en ser atendidos en un centro de salud
3 Meses que el 48,2% dice haber esperado por una consulta con el especialista
68,1% Alegan como principal razón para acudir a la sanidad privada «la rapidez en atenderme»
El Barómetro Sanitario, que viene elaborándose con una periodicidad anual desde 1993 -sólo se suspendió en 2020 y 2021 como consecuencia de la pandemia del coronavirus-, refleja no obstante una progresiva desafección hacia el sistema de salud. Un 77,7% de los encuestados optan por la sanidad pública cuando se ven en la necesidad de acudir al médico de Familia. Pero hace veinte años, cuando arranca la serie histórica que se adjunta con el informe, eran el 87,2%. Lo mismo ocurre con las consultas especializadas: un 60,6% se decantan por la red pública frente al 75,6% que lo hacían en el año 2003.
Asturias ha dejado de ser la comunidad española donde tiene mayor peso la sanidad pública, aun cuando encabeza las estadísticas en volumen de inversión, con un presupuesto aprobado para 2024 que es histórico. Así, en estas dos últimas décadas, se ha duplicado el porcentaje de pacientes que consultan en centros de salud privados, pasando del 10,5% a un 20,60%. El resultado que arroja el Barómetro Sanitario en relación a la atención especializada muestra una tendencia similar: el 34,20% de los asturianos entrevistados declaran su preferencia por las clínicas privadas frente al 17,7% que lo refirieron en 2003.
La cuestión es que, según los datos que maneja el Ministerio de Sanidad, el 86,7% de los asturianos tienen en la Seguridad Social su principal recurso sanitario; el 16,8% tiene contratado un seguro médico; y el 12,9% pertenecen a mutualidades vinculadas a la Administración, porcentaje que triplica las cifras registradas en la mayoría de comunidades autónomas y que tiene su explicación en el número de funcionarios que hay en Asturias, donde el propio Servicio de Salud del Principado (Sespa) ya tiene una plantilla de casi 20.000 trabajadores.
¿Y cuál es la razón por la que los asturianos recurren a la sanidad privada? Principalmente, «por la rapidez con la que me atienden». Es la respuesta que dan siete de cada diez personas encuestadas. Eso encajaría con el hecho de que el 45% considere que el problema de las listas de espera «sigue igual» o con el alto porcentaje de pacientes -seis de cada diez- que piden un aumento de plantilla en el servicio de salud cuando se le pregunta por medidas concretas.
La estancia en los hospitales de la red pública es de notable, según el Barómetro 2023, y la confianza en médicos y personal de enfermería roza, en algunos casos, el sobresaliente. El problema radica en los tiempos de espera, que no siempre se ajustan a las necesidades de los pacientes. Es más, el 45,1% de las personas que participaron en este estudio de opinión declararon haber acudido directamente a los servicios de Urgencias «porque me dieron cita para mucho tiempo» en el centro de salud. Fundamentalmente, a los servicios hospitalarios, que en este Barómetro salen mucho mejor parados que las Urgencias de Atención Primaria.
¿Cuánto tiempo transcurre desde que una persona pide cita hasta que recibe atención de un profesional? De media, 4,8 días. Eso, en los centros de Primaria. ¿Y cuánto tarda en materializarse la derivación a un especialista? En casi la mitad de los casos recabados -concretamente, el 48,2%-, más de tres meses, lo que está por encima de la media nacional.
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