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o. v.
Jueves, 18 de febrero 2021, 04:04
Fue una figura clave de la Transición, fundamentalmente por su saber hacer y su capacidad para conciliar los intereses de todos los actores políticos en un momento en el que el escenario estaba sembrado de pólvora. Políticos como Felipe González, Manuel Fraga o Santiago Carrillo eran muy conscientes de ello al decidir cada movimiento, pero quienes de veras lograron que no saltasen las chispas fueron muy principalmente el Rey Juan Carlos I, Adolfo Suárez y Torcuato Fernández-Miranda. Los dos primeros tienen cientos de reconocimientos por todo el territorio español, pero el gijonés apenas tenía hasta ahora una placa del Ayuntamiento de Madrid en la fachada de su domicilio de la capital, en el número 16 de la calle del General Oraá, colocada durante el homenaje que se le rindió en 2015, en coincidencia con su centenario, y la avenida que junto al parque de Isabel la Católica une La Arena con El Molinón.
Esa arteria gijonesa lleva su nombre desde 1973, un momento en el que Fernández-Miranda, a la sazón secretario general del Movimiento, había lidiado con la actitud de Franco contra la posibilidad de creación de asociaciones políticas. Mientras los más duros del régimen trataban de perpetuarlo, Fernández-Miranda hacía lo posible por reforzar la opción de Juan Carlos I, de quien había sido tutor de estudios, como siguiente jefe del Estado, en la confianza de que el entonces Príncipe daría paso al aperturismo.
Su prestigio, pese a los embates del tardofranquismo, ya había hecho que el Ayuntamiento de Gijón le diese su nombre a la avenida. En el acto de inauguración, Fernández-Miranda dijo: «Es como si mi nombre dejara de ser mío y formara parte de mi ciudad».
Con la decisión propiciada por la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, y avalada por el alcalde, José Luis Martínez Almeida, ya no solo se reconocen los méritos que Torcuato Fernández-Miranda acumuló durante la Transición, hasta su temprano fallecimiento (el 19 de junio de 1980), sino que también se une su nombre a la identidad de la que fue su otra ciudad, Madrid.
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