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Una niña, en Oviedo, con su bicicleta, celebra el primer día de salida.

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Una niña, en Oviedo, con su bicicleta, celebra el primer día de salida. PABLO LORENZANA.

Los niños asturianos, entre la prudencia y la alegría, salen tras mes y medio de encierro

Después de seis semanas encerrados, más de 103.000 niños asturianos menores de 14 años han podido salir a la calle a jugar y pasear al aire libre, acompañados de un adulto y durante una hora

Domingo, 26 de abril 2020

Durante una hora diaria y a un máximo de 1 kilómetro de sus casas, y en todo caso acompañados de un adulto. Así están siendo las salidas de los más de 103.000 niños asturianos que desde ayer gozan de esta 'semi libertad'. Aunque las condiciones meteorológicas no están ayudando, ya que los cielos asturianos amanecieron este domingo cubiertos, encapotados y con un persistente orbayu, incluso, se esperan tormentas vespertinas.

Primeros paseos en Gijón bajo el orbayu

Marcó el reloj las nueve y la humedad del ambiente se tornó en las primeras gotas de orbayu. Alguna patrulla policial, algún paseante con perro y entre el Solarón y la Escalerona, vía Marqués de San Esteban, las Letronas y la plaza Mayor, ni un solo niño en los primeros diez minutos en que se permitía la salida a la calle. La mayoría estaban aún dormiendo, esperando el mediodía para ver la luz de un sol esquivo. Pero Maya, de tres añitos, ya no podía más y ella sí madrugó. Con Jennifer Jiménez se plantó desde Begoña a la Escalerona feliz y contenta, pero sin juguetes.

Tiene otro bebé Jennifer de diez meses pero ese prefirió que se quedara en casa. Hace diez meses que llegó con su marido, que trabaja en el puerto, desde Grecia a Gijón está hondureña de hablar calmado que le prometió a la niña que si se iba pronto a la cama la sacaría a primera hora a la pasear. Y cumplió: «Lleva desde las siete levantada», dice la madre con una sonrisa. La razón de la alegría: «Ver a los niños fuera da un poco más de ánimo».

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Poco después aparecía en escena Jaime Paolo Moure, once años y del Real Madrid de toda la vida. Con la equipación completa acudió al paseo con su padre, Jaime. «Esto es un poco raro», dice el crío, que vive en Manuel Llaneza. Han estudiado el perímetro y pueden justo llegar hasta ahí. Más tarde saldrá el ersto de la familia, la madre y otro niño. «A él no le gusta madrugar».

Zoe, con cuatro meses y medio, ha tenido ya oportunidad de vivir una pandemia. No son las nueve y media y va en brazos de Guillermo Román, su padre, que ha pasado del carricoche y mira embelesado cómo el bebé observa este raro mundo con sus ojos azules. La mamá es inglesa y ese intenso color del iris lo revela. «A ella le gusta mirar alrededor», dice su padre, a quien no molesta el orbayu matinal.

El día gris no desanimó ni a Adriana, de ocho años, ni a su hermana Gracia, de doce, que acudieron con su madre, Gracia, a la playa. Dice Adriana que ella lleva bien el encierro porque es muy familiar, pero no niega que el paseo era de lo más apetecible. Están contando el tiempo que les queda para volver a casa y advirtiendo la evidencia: «Nunca habíamos visto la playa así». Vacía. O casi vacía un domingo por la mañana, con algún que otro paseante más, como Jorge y su hijo Fernando. Aún así tiene más vida que días atrás, como sucede con otras calles del centro de Gijón, como Corrida, a donde llegan Paula, de seis años, su hermano David, de dos, volando en su patinete, y su padre, Carlos. «Él a las siete estaba levantado y ella, a las ocho». Así que a las nueve, a la calle. A por una hora de libertad. Aunque orbaye.

El mal tiempo ha aguado las expectativas de muchas familias. Aunque muchos progenitores han decidido igualmente dar un paseo con sus hijos, la presencia de niños en las calles esta mañana aún era escasa. En el caso de Javier Crespo, que este sábado cumplió tres años, salió de paseo junto a su madre, mientras que su hermana mayor, de cinco y con miedo al coronavirus, optó por quedarse en casa con su padre. «Tienen tan interiorizado el peligro que no se ha soltado en ningún momento, a pesar de que es muy inquieto y cuesta que no se tire al suelo», aseguraba su madre.

El recorrido no fue largo, pero durante el trayecto, por dos veces, le llegaron a aplaudir desde las ventanas. También desde un coche de la Policía Nacional. «Le hizo mucha ilusión».

Tras seis semanas de confinamiento, la sensación de ver niños de nuevo en la calle es extraña, por lo que muchos padres, sin conocerse, se saludan, igual que los pequeños, muchos con mascarillas y, por regla general, manteniendo las distancias.

Los niños ovetenses vuelven a la calle

Oviedo amaneció ayer con lluvia pero eso no impidió a la familia Díaz cumplir con su objetivo: ser de los primeros en disfrutar de la primera salida autorizada con niños en este confinamiento.

Vecinos de La Florida aprovecharon el kilómetro de distancia permitido de paseo para recorrer los caminos de Concinos. Los pequeños Álvaro y Lucía salieron con sus padres, «separados en dos grupos», dejó claro su madre, Laura Piñeirúa.

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Un paseo acompañados por su petra 'Lola' y con recompensa a final del paseo. Una parada en el kiosko del barrio en el que los pequeños recibieron un diploma por «haberse comportado como auténticos campeones».

La salida de los niños en Oviedo fue «tranquila» y lenta y fue en aumento el número de familias que salieron con sus hijos por primera vez, tras más de un mes y medio confinados en sus domicilios.

Vídeo. Las familias de Siero pasean a sus pequeños

El Ayuntamiento ovetense ha abierto los parques de La Rodriga y Purificación Tomás para que los niños, acompañados de un progenitor o cuidador autorizado, puedan pasear por ellos.

El frío y la lluvia animó a pocos niños avilesinos a salir

Las zonas verdes de Avilés amanecieron ayer vacías, a pesar de que a las 9 horasya estaba permitido el paseo de los menores de 14 años, el frío y la niebla con la que apareció cubierta la ciudad no animó a salir a los más pequeños en las primeras horas.

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El mismo escenario se pudo ver en la playa de Salinas, donde podían pasear los menores residentes en los edificios de la primera línea, que a primera hora se encontraba desierta.

Los niños de Avilés comenzaron a salir a la calle a partir de las 12 horas, la mayoría con patinetes, patines y bicicletas. Por lo general daban paseos sin detenerse y las mayores aglomeraciones se encontraban en las colas para entrar a las panaderías. Con mascarillas caseras, quirúrgicas, decoradas... se vio paseando a niños por las calles del centro y también de los barrios hasta las 14 horas aproximadamente. La playa de Salinas, donde se esperaba una mayor afluencia de gente, estuvo prácticamente vacía durante toda la mañana.

En el centro de Avilés los lugares preferidos para realizar los paseos eran el parque de Las Meanas, la pista de la Exposición, la Plaza del Ayuntamiento y el paseo de la ría. Pocos se detenían y, por lo general, cuando lo hacían era por periodos de no más de 15 minutos y respetando las distancias de seguridad.

Por barrios, La Luz fue uno de los que más niños tuvo en las calles al mediodía, muchos no se resistían a pararse con compañeros del colegio que se encontraban durante el paseo. Debido a la lluvia, los patios cubiertos de los edificios eran los que presentaban mayor aglomeración de niños jugando a la pelota, que fue otro de los complementos más vistos en el primer día de salida infantil. En Versalles y el Nodo también se vio a niños haciendo parada con la pelota en los parques, pero durante las horas centrales del día no llegaban a juntarse más de 10 pequeños en el mismo espacio.

En Castrillón, la playa de Salinas era uno de los lugares donde se esperaba mayor afluencia de gente pero durante toda la mañana estuvo prácticamente vacía, los niños que se vieron por el paseo cruzaban haciendo deporte con sus padres o paseando a sus mascotas.

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