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Juanjo Arrieta, Bernardo González Rodríguez-Maribona e Isabel Menéndez, en su reencuentro cincuenta años después, con la foto que les hizo José Vélez. FOTOGRAFÍAS: OMAR ANTUÑA
La 'niña de hierro' y su héroe, 50 años después

La 'niña de hierro' y su héroe, 50 años después

Bloqueados. En marzo de 1971, una nevada atrapó cinco días a 70 personas en San Isidro. Entre ellas, una bebé de once meses. Medio siglo después, ELCOMERCIO - LA VOZ DE AVILÉS reúne a rescatada y rescatador

CHELO TUYA

Lunes, 22 de marzo 2021, 01:13

Llora ahora lo que no lloró hace medio siglo. Cuando, con solo once meses, su madre la metió en una mochila que colgó en la espalda de un desconocido. «Muy grande, muy fuerte», recuerda ella. Que se la llevó del lado de su familia. Montaña abajo, esquiando. Durante más de dos horas y media en la que la bebé «ni se movió ni lloró». Una tranquilidad que mantuvo cuando acabó la travesía y el desconocido, muy grande y muy fuerte, la puso en manos de otra desconocida, que la esperaba para darle calor hasta que sus padres pudieran reunirse con ella. Una tranquilidad que le ganó el sobrenombre de 'niña de hierro'.

Mote del que no supo hasta cincuenta años después. El mismo tiempo que tuvo que esperar para conocer a aquel desconocido, muy grande y muy fuerte, que la salvó, metida en una mochila, del encierro por nieve que ella y 69 personas más vivieron cinco días en San Isidro en marzo de 1971. Sin teléfono ni radio. Pero sanos.

Ella es Isabel Menéndez. A la que rebautizó la plantilla de la factoría siderúrgica avilesina el 25 de marzo de 1971. Tras desayunarse con la noticia de que sus compañeros del Grupo de Montaña Ensidesa habían logrado rescatar a los 70 de San Isidro (43 adultos y 27 menores), muchos trabajadores de la entonces empresa pública, hoy Arcelor, y conocer de boca de uno de sus compañeros, uno muy grande y muy fuerte, que la cría «ni lloró ni se movió» entre el refugio en el puerto y las Minas de Talco.

Reencuentro. Bernardo González Rodríguez-Maribona e Isabel Menéndez se saludan por primera vez en cincuenta años. Juanjo Iglesias fue testigo de la cita en recuerdo al rescate en San Isidro de 1971, del que dieron cuenta LA VOZ DE AVILÉS y EL COMERCIO.

Campeón, pero no de esquí

«Se dijo que fuimos hasta Isoba, pero los autobuses no pudieron pasar de la curva de las minas». Lo dice Bernardo González Rodríguez-Maribona, el desconocido «muy grande y muy fuerte» que se llevó en la mochila a la persona más joven de las 70 atrapadas. Y mientras lo dice, sonríe ante la llorera de aquella niña, que pronto cumplirá 51 años, que le mira y lamenta que la covid no le deje abrazarle y agradecerle el rescate. «Llora ahora lo que no lloró hace cincuenta años».

Porque rescatador y rescatada llevan medio siglo buscándose. Ella conserva como oro en paño la fotografía que el añorado fotoperiodista José Vélez les hizo aquel 24 de marzo de 1971.

En la imagen se ve a un hombre «muy grande y muy fuerte» de espaldas, con una mochila de la que sale una bebé que mira feliz lo que ocurre. La 'niña de hierro'. Isabel Menéndez. La confusión del rescate (se habló de 78, cuando eran 70 los rescatados), la falta de las ahora omnipresentes redes sociales, el que al rescatador se le conociera por su tercer apellido, el Maribona materno, y que creyera que era un campeón de esquí llevaron a la 'niña de hierro' a búsquedas tan incansables como infructuosas.

«Es verdad que gané alguna prueba, que hice un curso de esquí en Austria y que fui monitor, pero lo mío fueron las piraguas». Algo que sí tenía (y tiene) muy claro Juanjo Arrieta. Maestro de montañeros, 'padre' de vías «como la Pili-Cristina de la Peña Santa de Enol» y miembro del grupo de rescate de Ensidesa -«todavía no se había creado el de la Guardia Civil»-, no solo se encargó de llevar comida a la 'niña de hierro' y a los otros 69 en 1971, sino que fue la clave para que rescatado y rescatada se encontraran medio siglo después.

Un encuentro que se produce cuando EL COMERCIO- LA VOZ DE AVILÉS inicia el reportaje del aniversario de aquel rescate del que apenas quedan restos en la hemeroteca. En el puente de San José de 1971, muchos decidieron pasar el fin de semana en los refugios de Ensidesa y Torrecerredo o en chalés del puerto de San Isidro. El viernes 19, con sol radiante, nada hacía presagiar que el puente de tres días se convertiría en un encierro de cinco. El sábado, la nieve llevó a algunos a volver a casa. Quien esperó al domingo ya no salió hasta el miércoles.

Ventisca y 4 grados bajo cero

«Mi madre contaba que la nevada fue tan grande que, cuando salió con los esquís, la hizo caer un cable. ¡La antena del 600 de mi padre!», ríe Isabel Menéndez. Un 600 para sus padres, ella y sus hermanos, de 9 y 13 años que «lo recuerdan como una aventura».

Como lo fue para los 27 menores. Aunque dos de ellas se vieran descubiertas en una mentira: «Se habían 'escapado' para esquiar, pero al quedar atrapadas sus padres se enteraron». Para otros dos, la fiesta acabó en fractura. Un crío se rompió una pierna. Una niña, la clavícula.

«Pero tuvimos la suerte de que el doctor Fanjul, de Mieres, estuviera atrapado con nosotros. Él se hizo cargo de los heridos. Incluso me trató a mí un problema en los ojos», apunta Isabel Menéndez, quien insiste en que «todos estaban muy tranquilos».

Sobre todo, porque el lunes dos montañeros les habían visitado con mochilas «cargadas de pan, leche, chorizos...», señala Arrieta. A él, enfermo, le había sacado de la cama el lunes 22 su amigo y presidente del Grupo de Montaña Ensidesa, Mundo González.

«Entre los atrapados estaba Jesús Pérez, 'Chusco', campeón de esquí asturiano, miembro de los 'Galgos de Pajares', que había bajado esquiando para avisar de lo que pasaba. Así que Mundo me dijo: 'Arrieta, subimos'».

Y subieron. Desde Felechosa, con esquís cubiertos por piel de foca. En plena ventisca y con hasta cuatro grados bajo cero. Casi veinte kilómetros para comprobar «que todos estaban bien, con leña y comida. Los críos, felices por no ir al 'cole'» y bajar de nuevo para organizar el rescate.

Uno en el que Arrieta no pudo participar. «Las inyecciones que me habían puesto me cristalizaron durante la subida. No podía caminar». Pero sí lo hizo Maribona. Fran Lorente, impulsor de los grupos deportivos de Ensidesa, le llamó. «Hay que salvar a un bebé. No hubo más que decir».

Dos autocares salieron desde Llaranes hacia San Isidro «por León, desde Asturias, imposible». Una veintena de montañeros de Ensidesa llegaron hasta los 70 atrapados y organizaron la bajada. «Tardaron muchas horas en bajar, porque, aunque ese día hacía sol, había más de dos metros de nieve y era todo muy complicado». Dos trineos para los críos heridos. Para los demás, esquís. Para la bebé de once meses, una mochila y la espalda de un hombre «muy grande y muy fuerte». Un supuesto campeón de esquí.

«¿Maribona campeón de esquí? No, fue campeón de piragua», responde Arrieta cuando EL COMERCIO - LA VOZ DE AVILÉS busca al rescatador. Y aparece Maribona, referente en el piragüismo asturiano, nominado para las Olimpiadas de Roma, siete años en la selección nacional, acumulador de trofeos y discípulos de éxito. Un Maribona que hoy tiene 82 años y que ha pasado cincuenta años pensando: «¿Qué sería de aquella guaja? De la 'niña de hierro'».

Y cincuenta años después, en una cita no en San Isidro, sino en Avilés, ella le cuenta, sin parar de llorar, que trabaja en el Servicio de Salud del Principado (Sespa), que siempre ha buscado un Maribona entre los pacientes que veía y que no sabe cómo agradecer aquel gesto tan solidario como esforzado. Arrieta y Maribona coinciden: «No fue nada del otro mundo. Hacíamos muchos rescates de ese tipo». El rescatador no lo duda. Volvería a subir a buscar a la 'niña de hierro'. Eso sí, «hoy la iría a buscar en una moto de nieve, que en la mochila no me cabe», bromea el ya no desconocido, pero sí grande y fuerte.

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