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Después de muchos meses de estudio y agotamiento, finalmente llegó el día. Miles de estudiantes de Asturias comenzaron este martes, haciendo un símil futbolístico, el partido más importante y largo de sus vidas: la EBAU, Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad, un examen complejo, que requiere de interminables horas de estudio y que podría definir su futuro. El que más y el que menos estuvo hincando fuerte los codos estos últimos días, sabedor de que el resultado que consiga en la prueba puede ser la llave para entrar a la carrera universitaria deseada. A la prueba de este junio están inscritos 5.088 alumnos: 2.910 mujeres y 2.178 hombres; en total 319 estudiantes más que el pasado año.
Así lo expresaban ayer, con los nervios convertidos en sonrisas, la gijonesa Sara Díaz, quien repasaba sus apuntes acompañada por su amiga Rocío Gil, tres horas antes de que empezara el examen, en la Facultad de Economía y Derecho del Campus del Cristo, en Oviedo. Ambas coinciden en que «es una suerte tener este año, por última vez, el 'modelo covid' de examen», pues se sienten confiadas con él.
«El año que viene al cambiar la Ley, el modelo de examen será totalmente nuevo. Este año seguimos familiarizados con el modelo de preguntas de los años anteriores», comenta Sara, quien considera que la parte más complicada es para ella «la sintaxis».
Su amiga Rocío, que no dejaba de mirar el reloj con cierta ansiedad, estaba motivada respecto a su futuro. No sabe muy bien qué estudiará, pero lo que tiene claro es que quiere quedarse en Asturias y «todo dependerá de la nota». En su lista de preocupaciones, la primera la encabezan esas «preguntas ambiguas, donde siempre te quieren pillar». Aunque es optimista y aclara que «la dificultad es prácticamente la misma que la del año pasado».
A escasos metros de Sara y Rocío, otro grupo de amigos, intentaba seguir el consejo que tanto les repiten sus profesores: no estudiar el mismo día del examen, relajar la mente y no pensar. Y para ayudarse, escuchaban algo de música en Spotify. Ellos eran Carla Cañibano, que quiere estudiar Trabajo Social «o quizás veterinaria» e Irene Fernández, que tiene clarísimo que aquí no se queda, pues siempre ha soñado con ser cineasta, y su única opción es Madrid.
Cañibano estaba tranquila porque sólo necesita nota de corte y porque «estoy segura de que en el examen no nos van a poner nada que no hayamos estudiado», explica. Para ella es «una ventaja» mantener el modelo de los últimos años «que te permite escoger algunas preguntas y quitar otras; somos la última generación con esta posibilidad».
Ambas estaban acompañadas por otros tres amigos, quienes no se pudieron resistir a la tentación de abrir sus apuntes y repasar una última vez. Aunque allí estaban Irene y Carla para recordarles que no lo hicieran. «La mente debe descansar», apuntaban.
Para la mayoría de quienes ayer hicieron la EBAU se trató de su primera vez. Pero para otros, esta prueba ya es bastante conocida. Ese era el caso de Idaira Fernández y Ainara Díaz. Ambas han hecho la EBAU dos veces. Ya no tienen temor al examen, sólo esperan esperanzadas poder subir la nota. Aunque, si no lo consiguen, siempre hay un plan B. «Creo que las preguntas no son difíciles. Si no consigo la nota que necesito, me iría a León o a Galicia», indica la segunda.
Mientras que Idaira destaca que «mi idea es quedarme en Asturias. Es lo que más quisiera. Ya vengo de una FP, así que confío esta vez en que podré quedar en Magisterio Infantil. Si no lo logro, me iré a Canarias».
Cierto es que quienes presentan la EBAU, o al menos gran parte de ellos, siempre tiene una segunda opción. Aunque no siempre es el caso. Para Noel Andrino, quedarse en Asturias es la única alternativa, «no contemplo otro plan distinto a ese. Quiero estudiar Ingeniería Informática y voy a darlo todo», comenta el estudiante, que considera que el nivel de dificultad de las preguntas, en una escala del uno al diez, es un siete, «excepto física que es la más compleja».
Lo que dejaron claro todos estos jóvenes, es que a pesar de las dificultades del mundo laboral actual, aún tienen esperanza de forjar un buen futuro.
El vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad de la Universidad de Oviedo, Alfonso López Muñiz, envió un mensaje de tranquilidad a los estudiantes asegurando que el examen está hecho para que todos puedan aprobar «por lo tanto, no hay que tener miedo. Siempre les recomiendo que no estudien el mismo día del examen, hay que venir con la mente en calma».
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