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OLGA ESTEBAN
Miércoles, 1 de mayo 2019, 03:07
Dirige desde hace años el colegio gijonés Corazón de María y, desde esta semana, representará no solo a su centro sino a los 58 que conforman Escuelas Católicas en Asturias. 32.000 alumnos y 2.300 profesores están representados en la entidad, que le ... ha elegido presidente (forma parte de la junta directiva desde 2011). «Agradezco la confianza de los compañeros y de las diferentes titularidades, que entienden que puedo prestar bien este servicio. Intentaré dar lo mejor de mí mismo», asegura Simón Cortina Hevia. Agradecimiento y responsabilidad en unos tiempos, admite, que no resultan fáciles para la concertada.
–¿Con qué objetivos llega a la presidencia de Escuelas Católicas?
–Tengo principalmente tres. El primero, más a nivel interno, es fortalecer la identidad, el sentido de pertenencia. En momentos de dificultad hace falta que nos sintamos todavía más unidos, más Escuelas Católicas. Representamos el 30% de la enseñanza no universitaria en Asturias, tenemos un peso y estamos llamados a seguir teniéndolo. Quien dice un peso, dice una voz para poder hablar, que se nos tenga en cuenta y se nos escuche. Somos voz y altavoz.
–Dice que son «momentos de dificultad». ¿Por qué?
–A nadie se le escapa que Asturias vive una crisis de natalidad que nos afecta a todos, a la red de centros de titularidad pública y a los concertados. También es un momento de incertidumbre política, tras las elecciones del domingo y a la espera de lo que pueda pasar en mayo... Dependiendo de los partidos que gobiernen se tendrá en cuenta de una forma u otra a la enseñanza concertada. No estamos en unos tiempos fáciles.
–Volvamos a sus objetivos.
–El segundo será la defensa del derecho a la libertad de enseñanza. Lo dice el artículo 27 de la Constitución y viene recogido en el resto de la legislación educativa.
–Pero eso es el eterno debate. Desde muchos sectores defienden que la libertad de elección no supone la obligación de mantener todos los centros concertados.
–El ordenamiento jurídico recoge la coexistencia de las dos redes y habrá que cumplir con lo que dice la ley, ¿no?
–Mencionaba el descenso de la natalidad. ¿Cómo defender el mantenimiento de las plazas concertadas cuando quedan tantos pupitres vacíos en la pública?
–Entendemos que en los lugares donde no hay niños no los hay para ninguna de las dos redes. Ahora, donde sí haya alumnos, debe existir la capacidad de elección por parte de las familias. La Consejería de Educación dice que la capacidad de elección no es un derecho absoluto, que hay que hacer planificación de los centros. No me opongo a dialogar estas cuestiones, pero hay que salvaguardar el derecho de las familias a elegir la educación de sus hijos. Los poderes públicos tienen que garantizar ese derecho.
–¿Tercer objetivo?
–El eterno: seguir con las negociaciones con la consejería para la mejora de la dotación de personal y recursos económicos. El capítulo de gastos de funcionamiento tiene que crecer, es claramente insuficiente. En cuanto al personal, estamos decepcionados. Habíamos acordado mejorar la ratio de profesores en Infantil para los centros de tres, cuatro y cinco líneas, pero dice la consejería que no tiene disponibilidad económica. Estamos en un profesor por aula, la ratio más baja de España.
–¿Eso supone que en Infantil no hay profesores de apoyo?
–Los hay para los alumnos de Necesidades Educativas Especiales diagnosticados. Nuestro talante es el diálogo y la negociación, no queremos la confrontación, pero vamos a defender nuestros intereses, a nuestro alumnado y a las familias que eligen nuestros colegios, que con sus impuestos también pagan la educación pública.
–Hablando de pagos. La última polémica es si desgravan o no las aportaciones a los colegios concertados.
–La cosa está clara. La polémica surge por casos aislados y concretos y porque hay gente interesada en confundir, además, en periodos muy cercanos a los procesos de solicitud de admisiones. La Agencia Tributaria y el ministerio confirmaron que no hay cambio de criterio. Se puede desgravar siempre que sea aportación voluntaria y no esté vinculada a la contraprestación de un servicio.
–Ya, pero la cuestión es que hay quien dice que las aportaciones no son nunca voluntarias.
–Es un tema recurrente. Son voluntarias. Y si no se cumplen los requisitos en algún centro, que se diga.
–¿La concertada está en una eterna campaña de defensa?
–Sí. Ante determinados sectores tenemos que estar defendiendo siempre nuestra razón de existir. Pero buena parte de la población reconoce nuestra labor. Si somos un 30% de la enseñanza no universitaria y en algunos centros tenemos excedente es que hay una demanda social de las familias. Creo absolutamente en la complementariedad de las dos redes. Nosotros también prestamos un servicio público. Creo en el respeto mutuo y la mutua valoración.
–¿Habrá nuevos cierres de unidades en el futuro?
–Sigue descendiendo la natalidad. Cuando acabe este curso ya se ha anunciado el cierre del San José, en Sotrondio, cierre muy doloroso porque los centros de las cuencas son centenarios. Cuando la educación pública no llegaba donde llega ahora, la educación a los hijos de los mineros la daba la escuela católica. Ojalá la consejería tuviera una mayor sensibilidad, en las cuencas y en las alas, y bajara la ratio, por el respeto a la libertad de elección. Los recursos públicos no son ilimitados, pero hay que tener en cuenta las especiales circunstancias de cada lugar.
–¿Qué espera de la consejería que salga de las elecciones regionales?
–Esperaría capacidad para dialogar, respeto y voluntad para llegar a acuerdos.
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