Un abuelo con su nieto caminan por una calle de Gijón. PALOMA UCHA

Los nacimientos de 2023 en Asturias marcan un mínimo histórico: 4.607

Los fallecimientos superan por poco los 13.000 y dejan el crecimiento vegetativo en casi 8.600 asturianos menos en doce meses

Octavio Villa

Gijón

Jueves, 22 de febrero 2024, 01:00

Todo apuntaba a ello y durante meses se vino publicando en EL COMERCIO: Asturias iba a marcar el mínimo histórico de nacimientos en el acumulado de 2023 y se iba a quedar en el entorno de los 4.600 partos. Finalmente, según confirmó ayer el Instituto Nacional de Estadística, durante 2023 fueron tan solo 4.607 los niños y niñas (2.350 niños y 2.256 niñas, y en un caso no se consignó oficialmente el género).

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El descenso de la natalidad (un tobogán permanentemente durante todo lo que va de siglo) ha sido en el último año del 2,89%. Casi tres puntos menos que hace un año, y casi veinte puntos (-19,64%) que hace apenas un lustro, cuando nacieron (en 2018) un total de 5.733 niños en la región.

Y todo ello, sin que se atisbe un 'suelo' para este descenso de la natalidad. Más aún, la edad media de las madres asturianas sigue creciendo, con un amplísimo diferencial entre las madres de entre 20 y 29 años (970 en total, 22 más que el año anterior) y las de entre 30 y 39 (nada menos que 2.971 nacimientos, que aunque son 123 menos que en 2023 siguen concentrando el 64,48% de los partos con éxito).

De madres por encima de los 40 años siguen naciendo casi el 13% de los niños asturianos. 551 fueron dados a luz por mujeres de entre 40 y 44 años, cinco más que el año anterior. Bajaron mucho los nacimientos de madres muy añosas (de entre 45 y 49 años), que tuvieron 41 hijos, frente a los 70 del año pasado, pero subieron los raros casos en que mujeres de más de 50 años fueron madres. Con más de medio siglo de vida hubo cinco madres que tuvieron niños, dos más que el año anterior.

¿Que ocurre en el resto de España? La tendencia al bajón de la natalidad es generalizada. En todo el país nacieron 322.075 niños durante el último año. Muy lejos de los cerca de 400.000 del año 2000 (fueron 397.632) e incluso de los 372.777 de hace un lustro. Una caída en cinco años del 13,6% que en Asturias, queda dicho, fue de seis puntos más en los últimos cinco años.

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La variable en la que resulta más complicado actuar es en la de la mortalidad. En Asturias, tras la elevación de las cifras de decesos que supuso la pandemia, los últimos dos años se ha vuelto a cifras más ajustadas a la normal evolución de la población. A falta del cierre oficial, la última cifra concreta aportada por el INE es de 12.970 fallecimientos a fecha del 25 de diciembre. Esto supone una media de algo más de 36 decesos al día durante todo el año, lo que implicaría que el año se habría cerrado ligeramente por debajo de los 13.200 casos.

Y, a efectos de población, también supone que el crecimiento vegetativo (nacimientos menos muertes) sigue siendo profundamente negativo. Por esta vía, Asturias ha perdido una cifra aproximada de 8.600 habitantes durante el último año, que por el momento sólo están compensando los inmigrantes que llegan a la región tanto desde otras comunidades autónomas, como desde otros países. En ambos casos, el saldo migratorio (inmigración frente a emigración) resulta positivo para Asturias en los últimos años, si bien un análisis en más profundidad que el que permiten las meras cifras puede desvelar algunas disfuncionalidades. En todo caso, Asturias tuvo un saldo migratorio favorable total de 10.163 personas, de las que 9.129 corresponden al saldo entre emigración al extranjero y recepción de población extranjera, mientras que 1.034 son el saldo a favor de Asturias con el resto de comunidades. Es, de momento, la inmigración la que frena la caída poblacional.

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Ley de Impulso Demográfico

Y mientras tanto, el Parlamento autonómico sigue debatiendo, en esta semana con la comparecencia de los consejeros del Gobierno regional, el proyecto de ley de Impulso Demográfico, en el que se recogen una serie de iniciativas de apoyo fiscal en todo el territorio y de garantías de servicios públicos esenciales en zonas en riesgo demográfico destinadas a darle un impulso a la natalidad. ¿Serán eficientes? Los partidos están esgrimiendo en los debates que la natalidad no se impulsa lo suficiente con medidas de apoyo fiscal puntuales, sino generando un entorno sociolaboral que permita a las parejas diseñar un futuro en el que tener un hijo se vea como una realización personal y no como una carga económica y familiar inasumible.

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