CHELO TUYA
GIJÓN.
Lunes, 31 de mayo 2021, 01:50
Tiene una sentencia a su favor que confirma que es una mujer maltratada por su exmarido y padre de las dos hijas de ambos. Un informe psicosocial del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vitoria confirma lo que ella denunció. Es «negativo» para el agresor y apunta a que «utiliza a las hijas contra la madre». Tiene él una orden de alejamiento de ella. No se puede acercar a menos de 500 metros.
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Sin embargo, no fue suficiente. Así que, con el apoyo de la Administración del País Vasco, que tiene sus propias políticas de protección a las víctimas de violencia machista, y de la asociación asturiana, Carla Vive, en febrero buscó refugio en Asturias.
«Vino con las niñas. Le buscamos vivienda, las escolarizamos y al mes siguiente ya tenía trabajo, cosa que no tenía en Álava», afirma la presidenta de la entidad, Paz Rodríguez. Sin embargo, la tranquilidad de estar a más de 300 kilómetros de su agresor se vino a bajo con la sentencia de la Audiencia Provincial de Vitoria. «Dice el fallo que, aún reconociendo el informe negativo del psicosocial hacia el padre, 'creemos que la única manera de corregir esa actitud es que él tenga más contacto con las niñas'. Tal cual», asegura Paz Rodríguez.
El fallo, además, reconoce que la mujer no tiene trabajo en Vitoria, pero la insta «a buscarlo», ni red familiar. En este aspecto, «le recomiendan a ella que se apoye en la familia de él». explica indignada la presidenta de Carla Vive.
Una indignación de Paz Rodríguez basada en que «estamos ante una mujer víctima de violencia machista, con una orden de alejamiento que él debe cumplir. Viene a Asturias donde encuentra trabajo y tranquilidad y, sin embargo, la obligan a volver a Vitoria para que él tenga contacto con las niñas». Unas hijas que, insiste Rodríguez, «el propio informe reconoce que son utilizadas por el padre contra la madre». No se olvida la presidenta de Carla Vive de «lo difícil que es para una víctima de violencia de género lograr un informe psicosocial a su favor».
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Pelea la asociación por evitar «que ella y sus hijas tengan que volver a Vitoria», sobre todo porque «sabemos que él ya ha alquilado un piso a 600 metros del que antes utilizaba la familia. A 600 metros, cuando la orden de alejamiento de su exmujer son 500 metros».
Los trastornos para la mujer se incrementan cada dos semanas, cuando debe llevar a sus hijas a Vitoria, para que vean a su progenitor. «Él sigue empeñado en que el encuentro se realice en el colegio al que iban antes las niñas, el Sagrado Corazón. Allí las recoge y, cuando la madre va los lunes a por ellas, la espera dentro del colegio con ellas, con total apoyo del centro».
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Algo que, teme, volverá a ocurrir a las 9 de hoy. «Si eso es así, estamos dispuestas a denunciarlo ante la Ertzaintza». Paz Rodríguez cree que el sistema «no está dando apoyo a las víctimas de la violencia machista». Hoy, las asociaciones feministas asturianas se volverán a concentrar en contra del último feminicidio, el de una mujer en Guadalajara. Es el séptimo en mayo. El negro listado incluye a la asturiana Teresa Aladro, asesinada el pasado día 20 en Laviana.
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