Secciones
Servicios
Destacamos
Las altas temperaturas registradas en Asturias hace dos fines de semana, con localidades que llegaron a rozar los 40 grados centígrados, dejaron un muerto en Oviedo y dos personas hospitalizadas, tras sufrir un golpe de calor en Sobrescobio y la Ruta del Cares. Es la evidencia de que ni una comunidad como ésta, de climatología tradicionalmente amable y lluviosa, se libra del calentamiento global que ahora ocupa un lugar destacado en la agenda política de la Unión Europea. Y así lo constata su Joint Research Centre (JRC) en un estudio que acaba de ver la luz en 'The Lancet Public Health', una de las revistas más prestigiosas del mundo en el campo de salud pública.
Según los datos recogidos en el informe del JCR, Centro Común de Investigación que se encarga de proporcionar asesoramiento científico y técnico a la Comisión Europea y a sus Estados miembros, las muertes asociadas al calor prácticamente se quintuplicarán en Asturias de aquí a finales de siglo si no se toman medidas. Por primera vez, se dibuja un mapa con la evolución que tendrá la mortalidad en Europa –considerando el envejecimiento de la población–, y en él se identifica a las regiones con mayor riesgo climático. La tonalidad que determina ese riesgo pasa, en el caso de Asturias, de un rosa pálido a un naranja intenso.
Noticia relacionada
En números: las 140 muertes que se registran ahora (14 por 100.000 habitantes) se elevarían a 410 (41 por 100.000 habitantes) en el año 2100, si se mantienen las políticas climáticas actuales y se produce, tal como pronostica el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, un ascenso de las temperaturas de 3 grados. Esa tasa de mortalidad supera las cifras que, en las mismas circunstancias, se registrarían en provincias del sur de España como Málaga, Huelva o Alicante.
En un escenario aún más pesimista, en el que no se tomasen medidas para garantizar un futuro medioambientalmente sostenible ni se cumpliese el Acuerdo de París –tratado internacional contra el cambio climático–, los científicos del JRC estiman que la tempertura subirá 4 grados, provocando en el Principado unas 650 muertes por calor (65 por 100.000 habitantes). En ese caso, Asturias pasaría a ser la región de la costa cantábrica con mayor mortalidad relacionada con las altas temperaturas. Aun así, sólo Cantabria, las cuatro provincias gallegas y las tres vascas, Navarra y Huelva mejoran ese registro, mientras Girona, Zaragoza y Huesca lo igualan. En el resto del país, se esboza una situación más alarmante.
El impacto de las temperaturas en la población europea subirá «sustancialmente» y «se espera que el cambio climático agrave la mortalidad, lo que planteará desafíos sin precedentes para los sistemas de salud pública», advierte el estudio publicados por 'The Lancet', del que es autor principal el científico David García-León. Y el cambio previsto no se reflejará con la misma intensidad en el conjunto de Europa. El sur del continente se llevará la peor parte, especialmente España, Italia, Grecia y algunas áreas de Francia.
«Las disparidades regionales en el riesgo de mortalidad relacionada con la temperatura seguirán aumentando debido a los efectos del cambio climático y el envejecimiento de la población», reza el estudio, cuyos autores confían en que los datos aportados «puedan ayudar a los responsables políticos y autoridades sanitarias a mitigar las crecientes desigualdades en materia de salud, priorizando la protección de las zonas más susceptibles y de los grupos de población de mayor edad».
Del mismo modo que se espera un aumento de la mortalidad por altas temperaturas, se espera también una disminución de los decesos causados por el frío. Pero no se compensarán unos con otros, a juzgar por los datos que aporta el estudio dirigido por García-León. En España, los fallecimientos desencadenados por un golpe de calor prácticamente se quintuplicarán durante este siglo, pasando de 4.414 a 20.194. Mientras, los atribuidos al frío variarán sólo un 3%.
En el caso de Asturias, la tasa de muertes por bajas temperaturas –muy vinculadas a infecciones respiratorias como la gripe– es ahora mismo de 50 casos por 100.000 habitantes, esto es, unas 500. En el año 2100, se prevé una tasa de 32 fallecimientos por 100.000 habitantes –320–, si el calentamiento es de 4 grados centígrados. Y de 40 defunciones por 100.000 habitantes, si los termómetros se elevan 3 grados, horizonte que los científicos del JRC esbozan con las políticas climáticas que los países europeos están desarrolando actualmente. Sólo Lugo y País Vasco registrarían menos muertes que el Principado en una situación de bajas temperaturas.
Que el calentamiento global trae consecuencias para la salud pública no es sólo una cuestión que los científicos constatan sobre el papel. En las consultas, especialmente las de Atención Primaria, hace tiempo que se viene observando un incremento de los procesos clínicos motivados por golpes de calor. De ello da fe la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, cuyo presidente en Asturias, Antonio Fernández, asegura que «estamos viendo cada vez más cuadros de deshidratación y alteraciones hidroelectrolíticas cuando los días están muy pesados». Entendiendo como tal aquellos en los que la temperatura «resulta sofocante».
Según Fernández, médico de Familia en Gijón, «esos días en los que cuesta respirar afectan, sobre todo, a la población más envejecida y a los enfermos que tienen alguna patología crónica». De hecho, cuando suben las temperturas más allá de lo habitual y de lo razonable, en los centros de salud «sube mucho la atención domiciliaria por cuadros clínicos inespecíficos», que los profesionales achacan al calor.
En una comunidad tan envejecida como Asturias, estos episodios se producen cada vez con mayor frecuencia: «Por eso, estamos insistiendo mucho en la importancia de hidratarse bien, tener las casas bien ventiladas y usar ropa ligera cuando anuncian un aumento de las temperaturas». La última ola de calor azotó Asturias el fin de semana del 10 y 11 de agosto. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Laviana se registraron esos días 39 grados y en Cangas del Narcea, 38.
La persona que falleció a consecuencia de un golpe de calor el domingo 11 de agosto, en un parque de Oviedo, tenía 70 años. «Las personas mayores se ponen francamente mal. Se les altera el potasio, el sodio, incluso la función renal», explica este facultativo, que dirige el centro de salud Puerta la Villa, uno de los mayores dispositivos de Atención Primaria de Gijón . «En el caso de los pacientes crónicos, se les puede agudizar la sintomatología de su enfermedad. Si hay días en los que cualquiera se fatiga por el calor, imagínate ellos», señala Antonio Fernández.
Aun no teniendo cuantificada la incidencia de las altas temperaturas sobre la salud, el presidente de Semergen se muestra convencido de que «está influyendo a nivel asistencial». No sólo eso. «Estos procesos asociados al calor van cada vez a más», concluye Fernández de su experiencia en consulta.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.