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El presidente del Principado, Adrián Barbón, consuela a su madre, Celestina González. Arriba, con su hermana, Vanessa. FOTOS DE ARNALDO GARCÍA

Dolorosa despedida a «un hombre bueno» que «vivió para el periodismo»

La sociedad civil asturiana arropa a la familia de Marcelino Gutiérrez, un profesional «con mayúsculas»

Lunes, 25 de septiembre 2023, 01:29

Incredulidad, dolor, rabia, desconcierto. Un espasmo sacudió ayer Asturias de punta a punta cuando se conoció la noticia del fallecimiento de Marcelino Gutiérrez, director de este periódico querido por todos y que consagró su vida «al periodismo» y a su familia. El reflejo de esa ... descarga emocional quedó patente en el tanatorio de Cabueñes, a donde representantes de todos los sectores que componen la sociedad civil de la región acudieron para arropar a su familia, la biológica y la profesional. Abrazos, lágrimas y un sentimiento de orfandad llenaron el entorno de la sala ocho, por donde pasaron desde el presidente del Principado, Adrián Barbón, hasta la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Gijón, Luis Manuel Flórez 'Floro', y los presidentes de la cámaras de comercio de Gijón y Oviedo, Félix Baragaño y Carlos Paniceres. «Era un periodista de raza y dedicación, muy volcado en el trabajo. Pero, si algo me llamaba la atención de él, siempre fue que transmitía bonhomía, eso que decimos ser un buen paisano», apuntaba Adrián Barbón después de pasar un largo rato con la familia.

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Amistad

De carácter reservado y bajo tono de voz, Marcelino Gutiérrez se fue granjeando con su dedicación, carácter y compromiso las amistades de algunos y el cariño de muchos. Ayer fueron sus familiares quienes recibieron una muestra de la herencia que deja un «gran periodista y una excelentísima persona. Un hombre bueno», como lo definió la delegada del Gobierno, Delia Losa.

1.- Ángel González, director adjunto de ELCOMERCIO, con la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y Jaime Fernández-Paíno, Pablo Suárez, María Mitre, Adrián Pumares y Jesús Martínez Salvador; 2.- Ataud de Marcelino Gutiérrez en el tanatorio de Cabueñes; 3.- El exdirector de ELCOMERCIO, Iñigo Noriega y su mujer, Roncesvalles Pascual, con el presidente del consejo de administración de ELCOMERCIO, José María González, y su esposa, Chelo Fornos.

Los adjetivos se acumulaban entra las lágrimas. «Considerado, prudente, discreto, afable», un modelo de periodista «nada cainita, que es lo que se necesita. Espero que quien lo sustituya sepa seguir su modelo, el mundo del periodismo necesita personas como él», abundaba Losa.

Porque el retrato era unánime y las palabras, sentidas. Las muchas lágrimas que se derramaron ayer en el tanatorio de Cabueñes no fueron solo las de la familia. «Era la elegancia en la más alta expresión. Una persona muy humilde y con muchísimo cariño para todos», acertaba a apuntar un emocionado José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal hostelera Otea, quien no olvidaba los duros momentos que atravesó el sector durante la pandemia y el apoyo que encontraron en Marcelino Gutiérrez. «Me llamó cientos de veces, se preocupó de los más mínimos detalles. A nivel personal, estoy muy afectado».

Todo ese cariño que supo cosechar como profesional se volcó ayer en su familia, que no estuvo desamparada un solo minuto, arropada por todos los que apreciaban a un «periodista con mayúsculas. Era un gran analista y su principal virtud era el rigor. Se nos fue un defensor del puerto, pero también se va un amigo», reflexionó Laureano Lourido, presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón.

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El reguero de personas que quisieron estar cerca de sus seres más queridos fue constante y más intenso a medida que avanzaba la tarde. Desde la profesión, también supo Marcelino Gutiérrez tejer estrechas amistades, como la que le unía a Carlos Paniceres, con quien ya tenía relación cuando el director de este periódico era aún redactor. «Se me ha ido un amigo, teníamos una relación de hace muchos años. Estoy conmocionado, es un día muy triste para Asturias. Se ha perdido un gran profesional, con ese don que tenía de moderador de posiciones».

Las pronunciaba casi en un susurro, a veces costaba escucharle, pero sus palabras siempre estaban cargadas de sentido, como si hubieran pasado por muchos filtros antes de salir de su boca. Filtros mentales moldeados a base de años de duro trabajo, de escuchar, de aprender, para ir conformando una visión de la profesión y de la región que fuera un poco más allá de lo que ya estaba escrito. «Es una pérdida muy grande para Asturias, no solo en lo periodístico», reflexionaba Alejandro Calvo, consejero de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios.

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Visión global

La forma en la que entendía Marcelino Gutiérrez Asturias, su Asturias, tenía mucho que ver con la del Calvo. «Tenía una visión de la región muy global, de entender todo. Incluso de situar Asturias en el mundo, pero sabiendo cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades, no exagerando unas cosas ni otras, y haciéndolo desde la identidad y unas raíces rurales. Siento incredulidad de pensar lo que perdemos».

Ni nació ni se crió en Gijón, pero conocía esta ciudad como pocos. Durante más de dos décadas fue su casa y se empapó de ella hasta los huesos. «Estamos todos consternados. Era un hombre entregado a la profesión y tremendamente conocedor de la ciudad, de la idiosincrasia de nuestro querido Gijón», destacaba Félix Baragaño después de abrazar a su hermana Ana Vanessa Gutiérrez, viceconsejera de Cultura, Política Llingüística y Deporte.

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De su constancia, de su pasión por el trabajo, de su disponibilidad para atender a todo el que le buscase, dejaron constancia las muchas personas que ayer pasaron por el tanatorio de Cabueñes. Porque Marcelino Gutiérrez siempre estaba dispuesto. «Era una figura indispensable del periodismo asturiano, como profesional y como persona. Era un amigo. Siempre tenía la puerta abierta y el móvil encendido para atenderte. Su marcha es una tristeza enorme», definía Álvaro Alonso Ordás, secretario general de la Cámara de Comercio de Gijón.

La nómina de personalidades que ayer pasaron a arropar a la familia fue amplia. Políticos en activo, otros que ya han puesto fin a su carrera, empresarios, gentes del ámbito de la cultura. El expresidente del Principado, Juan Luis Rodríguez Vigil, que hace unos días compartió mesa con Marcelino Gutiérrez, no salía de su asombro por la inesperada pérdida de «un gran periodista y una gran persona. Un hombre muy joven, muy prudente, muy sensato y con una visión de Asturias muy realista».

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Quien fuera el máximo responsable del Gobierno regional encontraba en Marcelino Gutiérrez a una persona «inteligente, lúcida y que conocía muy bien su oficio y la tierra sobre la que actuaba. Es una pérdida enorme, como periodista y como amigo».

La forja de Marcelino Gutiérrez fue este periódico y, dentro de él, contó con la ayuda y la guía de maestros que ayer quisieron estar al lado de la familia. Como quien le dio su primer trabajo de becario y luego decidió mandarlo a Llanes a poner en marcha la edición de oriente de esta cabecera, Juan Mari Gastaca. El veterano periodista vio en aquel joven que estudiaba en la facultad de Salamanca a un diamante y no se equivocó, ni en lo humano ni en lo profesional. «Tuve el honor de haberle proporcionado el primer trabajo de prácticas. Ya despuntaba esa manera de ser, esa bonhomía, ese instinto de seguir la noticia, de tratarla y cuidarla. Tenía ese doble valor, ese silencio que se traducía en amistad permanente y ese compromiso permanente con el periódico».

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Íñigo Noriega, el sucesor de Marcelino Gutiérrez en la dirección del periódico, acudió pronto a la cita con la familia. El máximo responsable ahora de 'El Diario Montañés', que vio a quien tomó su relevo crecer de forma fulgurante, dejó constancia del papel que jugó aquel joven en la transformación de este periódico. «Ha hecho de EL COMERCIO un medio líder, ha encabezado una transición digital y convertido este periódico en un medio moderno, marcando las pautas de la información en Asturias y con una dedicación absoluta. Es una impronta que quedará para el futuro y la historia del periódico». José María González, presidente del consejo de administración de este periódico; Julio Maese, exdirector general; Jaime Rojo, consejero; y María Paz Maese, exconsejera, mostraron su calor a la familia. Desde Madrid se desplazaron Alfonso Aldeiturriaga, director de Colpisa y extrabajador de esta casa, y Leticia Álvarez, directora de Coordinación Editorial del grupo Vocento, quien forjó buena parte de su carrera en EL COMERCIO.

Los medios de comunicación de la región también quisieron arropar a la familia. Pablo González-Palacios, delegado de Prisa Media en la región, acudió al tanatorio, así como varias compañeras de la 'TPA', entre las que se encontraba la colaboradora de este periódico, Toni Rodero. También desde 'La Nueva España' se unieron al dolor de la familia, con la presencia en Cabueñes de la directora general de Prensa Ibérica en Asturias, Ángeles Rivero, el director de la cabecera, Gonzalo Martínez Peón, y el jefe de la edición de Gijón, Eloy Méndez. La Fundación Princesa de Asturias estuvo también presente en la figura de su jefe del área de Comunicación y Prensa, Rubén Vigil.

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Todo fueron abrazos, llantos, también sonrisas, recordando a una persona que se ha ido de la forma más repentina posible, después de cerrar la edición del periódico que el domingo llenaba los quioscos de la región. De un hombre que vivía con EL COMERCIO en la cabeza, que conocía todos sus rincones y que los utilizaba para cubrir una región que ayer le dio un caluroso abrazo a su familia.

Porque más allá de la valía profesional de Marcelino Gutiérrez, que era mucha, lo que también dejó patente era su bonhomía. Esa que ayer se reflejó en forma de cariño a su familia y la que puso verbo el exconcejal de Foro en Gijón Fernando Couto. «Representaba la integridad, es un profesional irrepetible. Después de que yo dejase la política, me demostró ser igual que antes. Genera un gran vacío en el periodismo y en Gijón. Lo vamos a echar de menos».

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