Antonio Arnanz, Pilar Cuesta y Gonzalo Marcos, en La Tonada de Montevil. FOTOS: CAROLINA SANTOS Y ARNALDO GARCÍA

«Ya es el momento de cenar sin mirar el reloj»

Cambios insuficientes. El sector apenas ve cambios con la opción de ofrecer el interior de los locales hasta las once de la noche, pero los clientes están más relajados

MARCO MENÉNDEZ / NATALIA VIVAR

Sábado, 8 de mayo 2021, 01:33

Desde ayer, los hosteleros pueden abrir al público el interior de sus locales hasta la once de la noche, el mismo horario que hasta el momento sólo tenían las terrazas. Pero eso a muchos no les ofrece una gran solución ya que lo que realmente quieren es la ampliación del horario para poder dar «cenas con tranquilidad», una vez termine el estado de alarma.

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Es una opinión constante entre los profesionales, que ven cómo la mayoría de sus clientes siguen optando por reservar mesas en terrazas o zonas abiertas. Con todo, la incertidumbre se mantiene por las dudas existentes sobre la propia evolución de la epidemia y también las incertidumbres por la situación económica.

La situación es similar en toda Asturias, donde la ampliación de los horarios se recibe de manera positiva.Lo tiene muy claro Adriana Riginelli, del restaurante La Pondala, quien asegura que «la gente sigue reservando fuera». Es más, para las cenas de ayer no tenía clientes en el interior del local y para hoy solo tiene una reserva en el interior, mientras que la terraza la tiene llena. La ampliación de horario para este fin de semana «no es significativa», asegura, si bien aguarda que el cambio llegue a partir de la próxima semana, porque «abrir hasta la una ya nos da mucho más margen».

Lo mismo opina César Telenti, de las sidrerías La Tonada de Montevil y La Guía, pues cree que «cerrando a las once de la noche es difícil dar cenas, porque no se trata solo de comer, sino también de disfrutar del tiempo de ocio y no tener que salir corriendo porque a las once de la noche es el toque de queda». Tiene claro que «la posibilidad de dar un servicio de cenas normal se restablecerá cuando podamos disponer de un horario hasta la una de la madrugada. Ya será un servicio acorde a nuestra forma de vida y costumbres, para disfrutar de la sobremesa».

Estos profesionales consideran que a partir del lunes será cuando puedan dar «un servicio óptimo» a sus clientes, aunque reconocen que el hecho de que continúe el cierre del ocio nocturno les continuará perjudicando. «La ventaja que tienen los locales de hostelería es que garantizan los aforos y todo lo relacionado con el tema higiénico-sanitario. Relacionar la pandemia con los horarios no tiene ningún sentido», remarca Telenti.

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Precisamente, Juan Carlos Rivas, encargado de La Tonada, en Montevil, veía a la clientela «más contenta y animada». Y es que apunta que «ahora, el que quiere cenar puede hacerlo dentro. Volvemos a tener libertad de acción».

En una de las mesas celebraba su cumpleaños Antonio Arnanz, acompañado por Gonzalo Marcos y Pilar Cuesta. «Ha sido el momento idóneo para poder cenar en condiciones sin mirar el reloj», reconocía. Pero Pilar Cuesta recordaba que «esta pandemia aún no se acabado. Hay que tener precaución».

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En el barrio de Laviada está El Otru Mallu, a cargo de Beldean Claudiu, quien explicó que «podemos decir que es el primer día que abrimos para las cenas. Hay algo de movimiento de gente pero esperamos que mañana -por hoy- esté bastante mejor. Pero creo que todo empezará a normalizarse la semana que viene». En una mesa del local disfrutaban de su cena Adela González, Pablo Pérez y Javier Prados, que reconocen que «siempre hay ganas de salir a cenar», pero esperan aún poder hacerlo con más tranquilidad y «tenemos apuntado en el 'debe' salir la semana que viene, ya con la ampliación horaria».

El barrio del Carmen está lleno de terrazas, pero también hay locales en los que son fundamentales sus comedores interiores. Es el caso de La Taberna Zíngara. Su responsable es Valentín Sobrino, quien indicó que, «para ser el primer día, ha ido muy bien. Reencontramos gente que llevábamos tiempo sin ver. Estoy muy contento de ver a los viejos clientes». Prevé que hoy sea una jornada «un poco más fuerte». En uno de sus comedores estaban seis amigos: Miguel Álvarez, Javier Nachón, Zara Beistegui, Diego Tudela, Daniel Castañedo y Laura Moral. «Por fin podemos volver a quedar en grupo, porque hasta ahora casi no teníamos vida social», reconocieron.

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