Medio centenar de científicos asturianos, entre los más relevantes del país

Tomando como referencia la base de datos del Institute for Scientific Information (ISI), institución especializada en el análisis de las citas recogidas en las revistas científicas de mayor impacto, el listado de los investigadores asturianos más destacados lo encabezan -por este orden- Carlos López Otín, Carlos Suárez Nieto, Juan Pablo Rodrigo Tapia, Mario Fernández Fraga, Antonio Fuertes Arias, Olivia García Suárez, Carlos Núñez Pérez, Alfredo Sanz Medel, Félix Goyache y Juan Manuel Díez Tascón. Ellos son los diez científicos con mejor Fh, parámetro que pone en relación el índice h con el valor medio de los investigadores de un mismo área de conocimiento.

Es más, López Otín, medalla de oro de la Universidad de Oviedo e hijo adoptivo del Principado, lidera el ránking nacional de Bioquímica y Biología molecular. El catedrático de origen aragonés, cuyas investigaciones suponen todo un avance en la lucha contra el cáncer, llega a doblar la media de los índices h de su área de conocimiento, siendo todo un referente en su campo a nivel nacional e internacional.

Quienes le siguen dejan igualmente a Asturias en una posición de excelencia. Carlos Suárez y Juan Pablo Rodrigo son primero y segundo, respectivamente, en el área de Otorrinolaringología. Y lo mismo ocurre con Olivia García en el campo de la Anatomía y la Morfología. Mario Fernández, por su parte, es el octavo de una lista de 96 investigadores en materia de Biología Molecular y Oncología. Y Antonio Fuertes ocupa la novena posición del ranking DIH en Ciencia de Materiales, Química y Física. Así, sucesivamente.

En el ránking del grupo DIH, cuyos datos se actualizan periódicamente, un Fh 1 se corresponde con aquellos autores cuyo índice h es igual a la media de los científicos que investigan en su área de conocimiento. En Asturias, además de los diez investigadores ya mencionados, se sitúan por encima de ese umbral Belarmino Adenso Díaz, Abelardo Margolles Barros, José Serafín Moya Corral, Fernando Rubiera, María Ángeles Gil, Antolín Hernández Battez y Miguel Gueimonde Fernández, que destacan en ámbitos tan diversos como Microbiología, Ingeniería o la Estadística. Y le siguen: Eva García Vázquez, Rubén González Rodríguez, Koldo Osoro y Manuel Prieto.

Hasta 55, hay auténticas eminencias que trabajan desde Asturias en proyectos de investigación relacionados con la Psicología, la Genética, la Endocrinología o la Química Orgánica. De todos ellos, 19 -es decir, un tercio- pertenecen al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (Ispa), «lo que indica su enorme peso dentro del panorama científico regional, siendo los cuatro primeros de la lista miembros del Instituto».

Asturias ocupa la novena posición en científicos con mayor impacto nacional, por delante de Castilla-León, Navarra, Canarias, Cantabria, Baleares, Extremadura, Castilla-La Mancha y La Rioja. Considerando únicamente el campo de las Ciencias de la Salud y la Biología, asciende al octavo puesto, dejando también atrás a Aragón y el País Vasco. Sin embargo, el Principado está en el vagón de cola en cuanto a recursos destinados a investigación, en concreto, «somos los 14º, solo por delante de Navarra, Cantabria y La Rioja», inciden científicos asturianos, que dejan caer el dato aprovechando la última actualización del grupo DIH.

Con la solvencia que les proporciona su trabajo, no dejan pasar la ocasión de extraer conclusiones y hacerlas públicas. Por un lado, «se comprueba de forma objetiva el considerable potencial de Asturias en el campo de la investigación, especialmente en Ciencias de la Salud y Biología, con un Instituto como el Ispa en posición prominente dentro del ámbito nacional». Por otro, «resulta inexplicable el escaso apoyo económico que suscita el Ispa, y la investigación en general por parte de la Administración regional», lamentan.

Y van más allá: «Hay que tener en cuenta que no son pocos los investigadores del listado que se han jubilado recientemente o que están a punto de hacerlo, por tanto, es perentoria la necesidad de captar talento» para que no se resienta la calidad de la investigación que se hace en Asturias. «Tanto la Universidad como las Consejerías de Salud y Ciencia deben jugar un papel proactivo», abogan. De las más de 3.000 personas que trabajan en Asturias en actividades de I+D, el 44% se concentra en empresas privadas y en torno al 40% lo hacen desde la Universidad y organismos afines.