Carlos López-Otín recibió el título de Hijo Adoptivo de Asturias agradecido y emocionado. «Es un privilegio estar hoy aquí», comenzó su discurso el investigador y catedrático de Bioquímica aragonés. «Es un acto de justicia», apuntó el presidente del Principado, Adrián Barbón, poco después ... de hacerle entrega del título y la insignia acreditativas. «Lo ha pasado mal, pero sabe que tiene toda nuestra estima y apoyo», prosiguió.
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El investigador, que ha contribuido a alcanzar incalculables avances sobre el cáncer y el envejecimiento, ofreció un discurso en el que los agradecimientos lo coparon casi todo. Lo advirtió al principio al matizar que en tres minutos iba a resumir 35 años de «feliz y comprometida vida asturiana». Por eso empezó agradeciéndoselo a quienes le han acompañado en «el viaje al centro de la vida, la salud y las enfermedades y, en definitiva, en el viaje al centro del conocimiento». Empezó enumerando a los «miles de alumnos» que han estado con él a lo largo de su trayectoria, «desde José María, mi primer discípulo, a David, el último, que aquí están hoy acompañándome». También celebró el título con «todos los que me han demostrado que merece la pena seguir confiando en el Homo Sapiens sentiens, que es el hombre que sabe y siente, que a mí me interesa muchísimo más que el que solo sabe« y con quienes han transitado y transitan con él la vida cotidiana. »Gracias a quienes llamáis a nuestra puerta, una puerta que siempre está abierta, para ver si es posible saber«, resumió. López-Otín quiso subir al escenario con él, aunque fuera metafóricamente hablando, a «todos los me han demostrado compromiso con la vida, la verdad y adversidad ajena. Las mayores cumbres de la solidaridad humana». No se olvidó de quienes desde su llegada al planeta de los genes les acompañaron las dificultades celebrando que hayan sido capaces de vencerlas y tampoco de su familia y amigos, los que están en Asturias y los que están en Aragón. «Echo de menos a los que no pudimos ayudar a sobrevivir, esto es lo peor», confesó el investigador en el momento más emotivo de su discurso.
No quiso acabar sin compartir un consejo, algo que él toma muy en serio, que no es otra cosa que no malgastar el tiempo en borradores, pues hay que poner la vida en limpio lo antes posibles. «Pongámoslo todo en letras claras». En tres minutos en los que dijo mucho, el recién nombrado Hijo Adoptivo de Asturias «solo he querido hablar de la esperanza, esa frágil materia de la que se nutren nuestros sueños, nuestra alma y hasta nuestra vida entera». «Gracias, porque cada tormenta tiene su arcoíris». Y eso fue la concesión del título para Carlos López-Otín.
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