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Una imagen de la peña Xareu, de 1991.
El Xiringüelu se baila a golpe de martillo

El Xiringüelu se baila a golpe de martillo

Las casetas. ·

Los miembros de las peñas pravianas nos cuentan cómo se construye esta semana la ciudad de la folixa en la que se convierte cada año el prau del Salcéu

Lucía Pérez

Miércoles, 3 de agosto 2022, 19:46

Tras dos años desierto, sin fiesta ni casetas ni coches entrando y saliendo, el prau del Salcéu retoma su función: acoger a los miles de romeros que el próximo domingo llenarán Pravia para celebrar el Xiringüelu. Desde el lunes, cientos de jóvenes y un puñado de veteranos acuden todas las tardes al prau para darse a la labor de construir, un año más, la caseta que servirá de refugio para las peñas en el día grande. Tablones de madera, clavos, martillos, escaleras, toldos… incluso sofás, cualquier cosa puede convertirse en imprescindible para hacer la mejor caseta o, al menos, para evitar que se derrumbe, en el caso de los más novatos.

La peña El vaso k lo vierte, en 2009.

Unas casetas que ya son tradición en el prau del Salcéu, sin las que el Xiringüelu no podría entenderse. Es por ello que muchos asistentes ya están curtidos en el arte de construirla, como es el caso de la peña praviana El Xareu, que desde 1991 acude todos los veranos al prau para darse a la labor de edificar su refugio. «Del Xiringüelu nos gusta todo, pero lo que más, venir a construir la caseta. Este año, además, teníamos muchas ganas, por lo que hemos hecho tres 'photocalls' para la gente que nos visite», contaban Pili Iglesias y Mónica Fernández, entusiasmadas de volver a estar de nuevo en el Salcéu. Ellas, al igual que los también pravianos de la Peña la Bruxa, que llevan 22 años acudiendo a la fiesta, o la peña Folixa Asgaya –en el prau desde 2008– coinciden en que «hacer la caseta entretiene muchísimo y además ves a gente que llevas mucho tiempo sin ver. Es una forma de juntarse todos», confirmaba María Fernández, quien añadía: «Lo que menos me gusta es el botellón. Antes venías con los críos, pero ahora es imposible. Aún así tenemos ganas del domingo».

La peña Folixa Asgaya, en 2008

Todo lo que debes saber para ir al Xiringüelu

  • Entradas. Si no se tiene caseta, este año entrar al prau el domingo cuesta 3 euros. Las entradas están a la venta en la página del Xiringüelu hasta el este viernes. Habrá unas pocas a la entrada, pero se recomienda comprar con antelación.

  • Pulsera. Para entrar hay que canjear la entrada virtual por una pulsera, y aunque puede hacerse también el domingo en el Salcéu a partir de las 9.30 horas, la organización recomienda hacerse con ella el sábado día 6 para evitar colas. Hay cuatro puntos para conseguirlas: en Oviedo, la plaza del Ferroviario (La Losa), de 10 a 20 horas. En Gijón, el edificio del grupo SERVECO en el Centro de Transportes de Gijón (Tremañes), de 10 a 20 horas. En Avilés, en La Grapa, de 10 a 20 horas. Y en Pravia, en el Ayuntamiento, de 8 a 14 horas.

  • Zona casetas. La pulsera permite pasar a visitar la zona de casetas y pasear por ella, pero no instalarse en la misma.

  • Transporte. Para evitar atascos, se ha reforzado el servicio de Feve desde Gijón, Oviedo y Avilés.

La peña El Esquil, en 2015

Y es que el Xiringüelu, si de algo sabe, es de pasar la tradición romera de generación en generación, como lo hacen los integrantes de la peña El vaso k lo vierte, asiduos al prau desde 2009, aunque algunos como Celia Amieva, llevan viniendo a esta fiesta desde sus inicios: «Yo llevo viniendo al Xirin desde que se hacía en Cañeo. Mi hija, Tatiana, empezó a ir desde los tres años, ahora es ella la que mueve el cotarro en la caseta. También mi nieta tiene otra por ahí con los amigos». Aunque construir la caseta no es la única tradición que tienen: «Esta es la caseta en la que se bautiza la gente. Colgamos del techo dos vasos con un agujero en el fondo, uno con sidra y otro con calimocho. Los tapamos y cuando la gente se pone debajo con la boca abierta quitamos el dedo y el líquido que cae lo tienen que beber. Así ya están bautizados, es una tradición».

La peña L 'Esperteyu, en 2015

Las peñas jóvenes tampoco fallan a la cita anual del verano praviano e incluso algunas ya encuentran en el Salcéu su segunda casa. Así es el caso de la peña L'Esperteyu, quienes llevan en la misma parcela desde el 2015 –un año después de su fundación–. Para ellos el Xiringüelu es «una fiesta especial porque hay mucho compañerismo y te reencuentras con mucha gente de fuera, para nosotros es lo mejor», explicaba Nacho Fernández.

La peña La bruxa, en 2000

También las peñas La Palmera, El Esquil y Jarra y Pedal, todas ellas activas desde el 2015 en la romería, coinciden en esta idea: «Es una fiesta muy diferente, conoces a gente nueva y ¡te regalan sidra!», decían Marta Delgado, Paula García y Sandra González, de la peña La Palmera. Sin duda, todo está en marcha para que los romeros vuelvan a bailar el Xiringüelu.

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