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Cientos de personas acudieron a dar el último adiós de Javier Estrada y María Luisa Sariego. PABLO NOSTI
Trágico accidente en Villaviciosa

Villaviciosa despide a Javier Estrada y María Luisa Sariego: «Ni la muerte pudo separarles»

Cientos de vecinos acudieron a la iglesia parroquial de Bedriñana para darles el último adiós a sus vecinos, que perdieron la vida el pasado lunes en un accidente de tractor

CARLA VEGA

Miércoles, 1 de febrero 2023, 18:40

Prácticamente una hora antes del comienzo del funeral las inmediaciones de la iglesia parroquial de San Andrés, en Bedriñana, estaban a reventar. Eran cientos de personas las que quisieron acudir al último adiós de Javier Estrada y María Luisa Sariego, vecinos de 84 años de La Peruyera ... que perdieron la vida el pasado lunes en un accidente de tractor mientras realizaban labores de campo en su domicilio. Los dos coches fúnebres llegaron acompañados de la familia, y el pueblo se sumió entonces en un profundo silencio, tan solo interrumpido por el doblar de las campanas. La pequeña iglesia se llenó pronto, y fuera se quedaron aún decenas de vecinos y amigos de su hija y nietos que continuaron acompañando a la familia.

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Muchos aún no podían creérselo. «Era un matrimonio maravilloso, no se puede creer la mala suerte de que se hayan ido los dos a la vez», afirmó un vecino a las puertas del templo. «Ellos si que han cumplido lo que dice el cura, 'hasta que la muerte os separe', pero es que con ellos no ha podido ni la muerte», agregó otro amigo del fallecido. «De verdad que ellos eran uña y carne, siempre estaban trabajando juntos, yendo a los mercados juntos, ayudando a los vecinos juntos… pero no esperábamos que se fuesen a ir a la vez, nunca lo esperas. Un accidente siempre es una desgracia, pero aquí nunca se había visto algo así. Verlos ahi dentro los dos juntos es un 'shock' muy grande», lamentaban amigos de la pareja.

P. N.

Fueron muchas las anécdotas que recordaron sus amigos, las mañanas en aquella esquina del mercado De la Villa, donde siempre les encontraban trabajando, el trabajo con los animales, las tardes probando la sidra que ellos mismos elaboraban en su propia casa, o incluso uno de los vecinos recordó como les ayudaron a remolcar hasta el lugar en el que hoy en día se alza su casa los ladrillos con los que la construyeron. «Han trabajado hasta el final, y ya con nuestra edad igual teníamos que estar disfrutando de un caldo por las tardes, pero del campo uno nunca se jubila», recordaron allegados de Estrada.

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