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ALEJANDRO L. JAMBRINA
SOTO DEL BARCO.
Viernes, 3 de septiembre 2021, 03:28
Hace dos años nadie había oído hablar de Verónica Rodríguez Pulido fuera de Soto del Barco, y ahora tiene el privilegio y el honor de haber sido la única deportista asturiana que compitió en los Juegos Paralímpicos de Tokio. La remera de Soto del Barco y su equipo no lograron despegar de la última posición en las dos mangas en las que participaron, pero dejaron el listón muy alto representando a España con mejores tiempos de los esperados, teniendo en cuenta que el proyecto deportivo estaba diseñado para los Juegos de París 2024 y que además sufrieron problemas técnicos en la primera prueba. Recién llegada a su pueblo, Verónica solo piensa en descansar, disfrutar del cariño de sus vecinos y prepararse para «lograr una medalla», en dos años.
-Acaba de regresar de Tokio, ¿cuáles son las sensaciones al volver a la vida real en Soto del Barco?
-Estoy todavía en una nube y voy asimilando poco a poco la experiencia que acabo de vivir. Cuando llegué el miércoles al aeropuerto de Asturias flipé porque había un montón de gente esperándome para darme la bienvenida y felicitarme por el trabajo realizado. Luego en Soto del Barco lo mismo, vecinos con pancartas y felicitaciones y palabras bonitas constantemente. Me paraban hasta haciendo la compra. Desde luego no me lo esperaba y ha sido una sorpresa muy agradable. Ahora toca volver a la normalidad, descansar un poco y reincorporarme poco a poco al trabajo en la ONCE, que no empiezo hasta el próximo martes, pero ya me he pasado para ponerme al día.
-Los resultados no fueron los mejores y hubo problemas técnicos. ¿Con qué sensaciones se queda en lo deportivo?
-Realmente volvemos de Tokio encantados, porque en realidad hay que darse cuenta de que llevamos menos de un año compitiendo y el objetivo era ir a aprender, fuimos muy realistas en todo momento. Sabemos que todavía nos queda mucha experiencia por coger, tenemos que ir más a una y añadiendo mucha técnica. Pero el objetivo está cumplido con creces. Desde la Federación nos han felicitado por el papel que hemos desempeñado y no podemos pedir peras al olmo.
-¿Qué fue lo que ocurrió en la primera prueba?
-Lo que pasó el primer día es que se nos cayó un tornillo del timón y entramos sin la pieza al agua directamente y, claro, nos pusimos nerviosos y competimos sin calentar. Fue un fallo técnico inesperado, pero realmente hicimos unos tiempos que estaban dentro de lo que pensábamos que se podía conseguir, para nada nos sentimos defraudados, solo se podía haber hecho mejor.
-De hecho, en la segunda prueba se mejoraron los tiempos. Aunque tampoco se pudo lograr la clasificación...
-El segundo día se nos dio mucho mejor, quedamos los once otra vez, pero estaba claro antes de ir que era nuestra posición, si podíamos alcanzar una mejor bien, pero éramos realistas. Hace dos años ni me imaginaba ser deportista profesional, porque básicamente estaba compitiendo en la carrera de chalanas de mi pueblo. Además, realmente este proyecto se creó para los Juegos Paralímpicos de París 2024, no para Tokio, y haber llegado a entrar ya es un mérito. Alemania y Holanda que siempre participan se quedaron sin ir por nosotros, por ejemplo. Allí lo dimos todo y ahora queda luchar mucho porque ya no nos vamos a conformar con ser los últimos, vamos a por la medalla.
-¿Hay tanta diferencia entre remar en unos Juegos Paralímpicos y en el río Nalón?
-Pues no tanta, porque en el agua trato de concentrarme al máximo y me olvido de lo que tengo alrededor. Solo trato de darlo todo y de igualar las paladas con mis compañeros, esté en Tokio o remando en el Nalón.
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