«Siempre es un gustazo dar una alegría en tiempos difíciles»

Fue a última hora del jueves, poco antes de las once de la noche, cuando a este músico de 37 años se le comunicó que una persona de identidad misteriosa había acertado la combinación ganadora, formada por los números 1, 2, 9, 11, 27 y 41, con el 26 como complementario y el 4 como reintegro; de hecho, de haber atinado con ese último, el montante habría ascendido a la friolera de 28,5 millones. Un detalle que, no obstante, no eclipsa ni un ápice de la alegría que marcó el momento del anuncio.

«Cuando me enteré, a través de la red interna que utilizamos los loteros, me quedé súper emocionado», confesaba ayer Morales, que inauguró la administración del espacio comercial de Trasona, la número dos en el registro, hace ya ocho años. Desde entonces, comparte la gerencia con sus padres, Manuel y Mari Nieves, quienes tampoco ocultaban su satisfacción. Y es que, como reconocía su hijo mientras asimilaban la buena nueva, «siempre es un gustazo dar alegría a la gente en momentos tan difíciles como estos, después de todo lo que hemos pasado».

Estos 1,4 millones constituyen el premio más abundante que su puesto de venta ha dado en este tiempo. Sin embargo, y a pesar de su juventud en el sector, en absoluto es el primero de envergadura. Desde que abriese al público, allá 2014, la administración de Morales ya ha repartido un buen número de alegrías. Es más, una de las más golosas, de un millón de euros como parte de un sorteo del 'Joker', se entró solo dos años después de la inauguración.

«Algo así siempre se nota, y viene más gente a comprar aquí, en busca de una pizca de esa suerte; incluso nosotros lo hacemos», admitía Morales entre risas. Aunque ni él, ni su familia han obtenido todavía esa dosis de fortuna anhelada, la repercusión de una noticia de tamaño calado siempre es positiva para un negocio como el suyo. «Los días después la afluencia crece. Es algo que hemos percibido todas las veces. Y, claro está, nos alegra».

Aunque, como muchas otras personas, siente curiosidad por conocer la identidad del ganador, duda seriamente que su nombre se llegue a saber. «Cantidades así se suelen guardar en el secreto», afirma, basando su opinión en sus años de experiencia. «Cuando son premios más pequeños, de 2.000 o 3.000 euros, hay menos reparo a la hora de contarlo o festejarlo, pero a partir de cifras más abultadas hay siempre una buena dosis de prudencia».

Con todo, tiene fe en que el agraciado realmente vaya a encontrar útil esa aportación. Y Morales ha constatado que ese colectivo, el de quienes agradecerían sinceramente 1,4 millones, ha aumentado dramáticamente desde que se desató la pandemia. «La tónica general es que la gente que antes jugaba diez euros, ahora pone seis o siete, y muchos han pasado a jugar solo uno; esos son a los que verdaderamente les hace falta el dinero».

Y a ellos continuará tratando de llevarles suerte, un compromiso adquirido tras una experiencia en el mundo musical, viola en ristre, que le llevó a formar parte de agrupaciones de prestigio. Así fue hasta que, en 2014, optó por «echar raíces cerca de casa». Y ahí continúa, sonriente tras su mostrador. Porque «no me tocará dinero, pero que toque salud; es la mejor lotería que hay».