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ALICIA GARCÍA-OVIES
CANDÁS.
Jueves, 1 de octubre 2020, 00:07
El varamiento masivo de una veintena de calderones tropicales en la cala de Morís, en la costa de Carreño, ha abierto múltiples interrogantes sobre las causas que han podido provocar tal desenlace. «Habrá que observar los resultados de la necropsia para ver en qué ... estado se encontraban, pero aún así será difícil establecer una causa clara. Pueden ser problemas medioambientales, patológicos, que estén a punto de fallecer...», explica Luis Laria, presidente de la Cepesma.
Una de las principales teorías que manejan los expertos es que la hembra líder sufriese algún tipo de problema. «Los calderones viven en grupos muy familiares. Puede pasar que si la hembra está enferma y se acerca a la costa el resto del grupo la siga. Cuando eso ocurre es muy difícil que se acaben salvando», señala David Álvarez, biólogo en la Universidad de Oviedo. Los calderones tropicales son, además, una especie de aguas más cálidas -es habitual verlos por la zona de Canarias-, por lo que «al entrar en agua fría podrían haberse desorientado».
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Para Carlos Nores, profesor honorario de Zoología de la Universidad de Oviedo, la teoría de que estuviesen siguiendo al líder no sería la más acertada. «¿Por qué cuando intentamos que regresen al agua, ellos vuelven? Creo que hay muchas cosas que no sabemos y las que cuesta dar respuesta», reconoce. Por eso insiste en la importancia de la necropsia, que comenzó a realizarse ayer con la colaboración de varios voluntarios. «Hay parásitos que afectan al oído y eso puede causar una desorientación. Por eso los resultados van a ser muy importantes», asegura.
La falta de investigación hace difícil contestar tales cuestiones y abre un abanico de hipótesis que ahora deberán estudiarse. En Galicia, donde tienen más experiencia con este tipo de varamientos, siguen sin poder esclarecer las causas de los mismos. «Se pueden aventurar muchas hipótesis, pero no hay ninguna clara. Sabemos lo que hacen, cómo y dónde, pero no sabemos el porqué. Está claro que una razón importante es la cohesión social que existe entre los cetáceos y que los lleva a seguir a un líder», apunta Alfredo López, de la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Marinos.
En los últimos varamientos registrados en Lugo, los animales «habían tomado la decisión hacía tiempo. Habían dejando de comer, estaban deshidratados. Los animales no tenían interés en sobrevivir. Llegan a la costa cansados porque no pueden seguir en el agua. Y el resultado es triste», lamenta López.
Aunque Nores no hablaría de un comportamiento suicida. «Los cetáceos tiene una magnetorrecepción que cuando hay minerales puede afectarles a la orientación». En Asturias, los últimos varamientos registrados datan de entre 1984 y 1985, cuando seis ejemplares de calderones tropicales llegaron entre octubre y febrero a la costa asturiana. «Es una de las especies que más varamientos registra», apostilla el profesor.
La posibilidad de dar respuesta a todas estas incógnitas pasa, dicen, por la investigación. «Debemos estudiar los comportamientos los días previos para saber qué propicia ese varamiento. Cuando se ve a los cetáceos merodeando de forma errática por una zona, como ha sido el caso, todo apunta a que van a acabar varando», afirma Laria.
Un trabajo previo que debe ir acompañado de financiación para poder realizar los análisis a los ejemplares que acaban falleciendo. El problema, apunta López, es que «no existen medios para actuar. A nivel estatal no hay una red de varamientos». Pero, añade, «aunque tengas los resultados vas a recibir muchas respuestas (contaminación, enfermedades...). La cuestión es saber cuál desencadena esa actitud».
En Asturias, la Cepesma cuenta desde hace una década con un protocolo para estos casos. Dispone, además, de una 'UVI móvil' en el caso que sea necesario trasladar los animales de un punto a otro de la región. «Hemos obtenido muy buenos resultados. En estos casos lo importante es la experiencia. Los guardas de Medio Natural, que realizan un gran trabajo, son policías medioambientales, no están preparados para hacer un rescate o una necropsia. En la Cepesma contamos con más de medio centenar de personas especializadas en cetáceos, pero por alguna razón no nos tienen en cuenta», lamenta Laria.
En el caso de los calderones varados en Carreño, la Consejería de Medio Rural mantiene abierto el operativo de vigilancia para evitar que los ejemplares que sobrevivieron vuelvan a acercarse demasiado a la costa. En este sentido, desde el Principado hacen un llamamiento a la colaboración vecinal para que en el caso de que vean un varamiento den aviso al Servicio de Emergencias y poder actuar lo antes posible.
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