Nuevo puente sobre el Narcea

Pravia y Quinzanas vuelven a estar unidos a través de la carretera AS-39 sobre el río Narcea, siete meses después de que el antiguo puente se derribase tras detectarse fallos la estructura original, que databa de 1956 y estaba en mal estado desde hace tres años, pero que el pasado mes de enero llegó a descender un metro de altura y obligó a cortar el paso por seguridad.

Desde entonces, los vecinos están prácticamente incomunicados, pero ayer, por fin, presenciaron con alivio como una nueva plataforma une ambas orillas del río. Eso no significa que la comunicación se haya restablecido, para eso habrá que esperar al próximo 30 de octubre, fecha en la que la Consejería de Infraestructuras tiene previsto dar por finalizada la obra y permitir el paso de peatones y vehículos.

Eso es lo que los vecinos de la zona rural de Pravia anhelan, pero al menos ayer vieron la luz al final del túnel. O en este caso del puente. La nueva estructura, que pesa más de cinco toneladas, fue instalada en una compleja operación de ingeniería para la que se requirió una grúa de 800 toneladas y 160 metros de altura.

La delicada operación duró más de una hora y requirió que decenas de trabajadores ayudasen a elevar por los aires la imponente plataforma del nuevo puente, una estructura de acero autopatinable, diseñada por la empresa Dinametal en sus talleres de Lada e instalada por Ogensa.

El nuevo puente nada tiene que ver con el anterior. Mucho más estrecho y estilizado, se trata de una celosía Warren, consistente en barras longitudinales unidas solo por barras transversales en ángulo, formando triángulos equiláteros a lo largo de toda la longitud. Según la jefatura de obra, el nuevo puente cuenta con 41,3 metros de luz, se han mejorado los mecanismos estructurales de seguridad y sección hidráulica, al retirarse la antigua pilastra central que ocupada parte del río Narcea.

La Consejería de Infraestructuras acaba de dar por tanto un gran paso adelante en un proyecto en el que se han invertido cerca de 507.000 euros y que ha sufrido varios retrasos respecto a los plazos iniciales marcados en la hoja de ruta del Principado. Los motivos que se defienden para justificar que el puente no estuviese acabado antes de que finalizase el verano, como se había prometido, son varios.

Por un lado, hubo fallos en una de las pilastras que retrasaron los trabajos, lo que se sumó a la intervención en el río para retirar unos dos mil ejemplares del molusco conocido como 'Margaritifera margaritifera', la mayor población europea de una especie de ostra que tuvo que ser desplazada río arriba por un equipo de buzos. Las crecidas del río, el desove de los salmones y los cotos de pesca también modificaron las fechas previstas para la finalización de la obra.

Esos retrasos han sido en definitiva la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los vecinos de Quinzanas desde hace más de un año. «Desesperados», se han manifestado en numerosas ocasiones para exigir al Principado que agilice la reapertura de un puente que es «vital» para sus vidas. Desde que la pasarela desapareció, el trayecto a Pravia que antes suponía tan solo cinco minutos, ahora requiere más de media hora de coche por carreteras secundarias que, además, no se encuentran en buen estado.

Los vecinos, la mayoría de edades avanzadas, han reprochado a la administración regional problemas de suministros e incluso complicaciones en emergencias médicas. «Ahora parece que ya se termina esta odisea, estábamos desesperados y es emocionante ver el puente», confesaban ayer varios vecinos de la zona.

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