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A. G.-OVIES
VILLAVICIOSA.
Miércoles, 10 de enero 2018, 00:09
En los últimos años, el número de proyectos presentados a la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Comarca de la Sidra en relación con el Camino de Santiago ha ido aumentando de forma constante. Cada vez son más las personas que optan por ... abrir un albergue o cualquier tipo de servicio que pueda beneficiar a los cientos de peregrinos que cada año realizan la ruta del Norte. Hacer el recorrido hasta la ciudad gallega se ha convertido no solo en un reto para quien se lo propone, sino en un negocio para las localidades por las que transcurre pasa.
Villaviciosa cuenta desde hace dos décadas con un albergue municipal en la parroquia de Sebrayu. Las antiguas escuelas han servido para dar cobijo a los peregrinos que cada día, llueva o haga sol, llegan caminando al concejo. Tan solo el año pasado, más de dos mil personas pasaron la noche en estas instalaciones, a manos de Sonia Pérez desde su apertura. «Vivimos justo al lado y buscaban a alguien que estuviese siempre disponible», explica. Desde entonces, han pasado por su vida cientos de personas con historias y motivaciones distintas que no han dejado de sorprenderla.
«Una vez vino un señor haciendo el Camino en bicicleta. Detrás, llevaba una sillita infantil. Le pregunté el motivo. Resulta que su hijo había fallecido hacía unos meses y había decidido hacer la ruta en su honor», recuerda aún emocionada. No es la única historia de este tipo que ha pasado por el albergue. Un grupo de amigos hizo parte del recorrido cargando con las cenizas de uno de sus compañeros, el cual había empezado con ellos, pero falleció antes de poder llegar a Santiago de Compostela. Recuerdos, anécdotas y vivencias que mantenido a Pérez durante estos años al frente del servicio, aunque alguna vez, como ella misma confiesa, haya pensado en dejarlo.
La mayoría de peregrinos son extranjeros, sobre todo polacos que vienen a disfrutar del Año Jacobeo. «Son muy amables, tienen mucha disciplina. A pesar del idioma, nos entendemos», asegura Pérez, quien afirma que estudió inglés. El principal problema, dice la gestora del albergue, lo tiene con los coreanos. Sin embargo, considera que «en los últimos años traen mucha tecnología que ayuda a mejorar la comunicación y a hacer más fácil las gestiones con ellos».
El albergue de Sebrayu es el único de titularidad municipal, pero hay otros equipamientos para peregrinos en el concejo. Cuentan también con uno muy reciente en Carda -donde el pago es un donativo voluntario-, otro en el centro del casco urbano, uno en Amandi y la hospedería de Valdediós, entre otros. «El año pasado fue muy llevadero. Otras veces podíamos tener hasta 25 personas, cuando tenemos capacidad para 14. Se ha notado que han abierto muchos más sitios estos años», afirma Pérez.
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