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Rosa María Sánchez y Manuel Ferrería, en el comedor de La Parpayuela. PALOMA UCHA
La Parpayuela entra en una nueva etapa

La Parpayuela entra en una nueva etapa

Restauración ·

Con su fundador, Manuel Ferrería, acariciando la jubilación, el veterano restaurante encara 2023 convertido en cafetería

Borja Pino

Avilés

Lunes, 23 de enero 2023, 02:10

Veinte años dan para llenar la propia mochila vital con una respetable cantidad de logros y fracasos, de anécdotas y recuerdos. Sobre todo, cuando uno ha consagrado ese tiempo a servir a los demás. Esa es la realidad a la que, en ese lapso, Manuel Ferrería Campón ha consagrado su existencia desde la cocina del restaurante La Parpayuela de Las Vegas, y el bagaje que se lleva consigo. Porque ahora, con la jubilación bien presente, a este hostelero consagrado le toca encarar la dura prueba de aprovechar el vasto tiempo libre. Un reto parecido al que, con el nuevo año, afronta su negocio, convertido en cafetería.

«Me preguntan mucho si se echa de menos... ¿Cómo no voy a hacerlo, si ha sido mi vida?», confiesa Ferrería, forzado por circunstancias médicas a retirarse de la primera línea. Atrás queda una trayectoria que, tras algunas experiencias de juventud, comentó de hecho a su regreso de la 'mili', cuando tomó el control de la cafetería del centro social de Las Vegas. Fueron veintitrés años intensos, que concluyeron cuando problemas burocráticos acabaron con la concesión. Fue entonces, en 2003, cuando se animó a fundar La Parpayuela.

«Desde el principio quise volcar todo lo que había aprendido en el centro social», recuerda. Su idea fue combinar la cafetería con el restaurante, un tándem que no tardó en revelarse exitoso. Haciendo aún más memoria, concede que «hemos dado muchísimas comidas de empresa, para bautizos y comuniones... Y siempre ha estado igual, sin reformas ni ampliaciones, así que puedo decir que ha funcionado». Difícil es ponerlo en duda; aún hoy, dos décadas después de la apertura, Ferrería tiene clientes de siempre que «vienen a pedirme lotería de Navidad del centro social».

No obstante, ninguna aventura lo es sin escollos que esquivar, y su negocio ha debido sortear varios; algunos, muy serios. Tal fue el caso de la 'ley del tabaco', que desde 2005 restringió, y después prohibió, fumar en el interior de los bares y restaurantes. «Me pedían habilitar una zona de fumadores; eso me habría dejado sin comedor. Imagina algo así a dos años de abrir», detalla. Así las cosas, optó por no permitir el tabaquismo en su local, algo que «se hizo sentir desde el primer día; fue un mazazo». Por suerte, esa dinámica atrajo a otro público: familias con hijos que deseaban degustar sus platos sin nubes de humo que lo lastrasen.

Algo parecido ocurrió con la crisis de 2008, que no les llevó al cierre porque, «aunque nosotros pasamos necesidades, al local nunca le faltó nada; todo lo reinvertimos en él». El resultado fue una consolidación lograda de la mano del progresivo cambio de hábitos de los clientes. «Vamos hacia un modelo muy europeo. La restauración está al alza, pero las cafeterías, a la baja; es algo que percibimos», reflexiona.

Ese ámbito, el de la cafetería, es el que aún explota su mujer, Rosa María Sánchez, mientras aguardan la aparición de un comprador dispuesto a hacerse cargo de La Parpayuela. Mientras tanto, lo que prima es «el agradecimiento a todos mis clientes. Sin ellos, nada de todo esto no habría sido posible. Ese cariño es lo más valioso que me llevo».

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